Los versos de la poesía son los protagonistas de esta tercera entrega del concurso literario promovido por la Alcaldía de Bucaramanga a través del Instituto Municipal de Cultura y Turismo.
Los concursantes de esta categoría dejaron aflorar todo tipo de sentimientos, emociones y reflexiones. En la categoría adultos Tania Meneses Cabrera, bajo el seudónimo ‘Yansa’, obtuvo el primer puesto con la obra Calibre 45.
Jhon Edgar Castillo Cadena, Chateaud, quedó con el segundo lugar de la misma categoría, con el texto La Calle. La obra ‘El enojo es’, escrita por Maicoll Medina Rodríguez, fue la ganadora de la categoría juvenil, mientras que Ronal David Valderrama Gómez obtuvo el segundo lugar con el poema Espejos Invisibles.
EL ENOJO ES
Por: MAICOLL MEDINA RODRÍGUEZ
Una sombra
Que
Persigue las almas
No dejará de hacerlo
Porque en el fondo
Nadie la evita.
ESPEJOS INVISIBLES
Por: RONAL DAVID VALDERRAMA GÓMEZ
Pondré mis dedos en el teclado
Como lo hacía el pianista van Beethoven
Armonizando cada nota
Una después de la otra
Dejándome llevar por la melodía
En el único lugar donde encuentro armonía,
Pero estoy Con los pantalones afuera
Acuclillado a la espera
Paciente hasta que algo suceda
De repente empieza a fluir
de manera espontanea
todo lo que ingerí durante el día
Como pequeños destellos de colores.
Sensaciones, que forman imágenes cortas
Marcadas de forma efímera
A causa de lo transitorio de la vida.
Pasamos por alto ese momento como
Ese plato que ponen en la mesa
De seguro también es arte,
Sin tan siquiera tocarlo
Me dejo conmover por las manos
De quien lo ha preparado
Como un acto de magia
Agregando La cantidad exacta.
Me basta con cerrar los ojos
para empezar a visualizar
Lo que me marco durante el día
Al pasar por la calle mi mente percibe a un vecino
Un hombre golpeado por el sol, un poco marchito
Con rastros en su cara que marcan el paso del tiempo
La fragilidad inmersa en su interior como un cristal
Sigo caminando y sin que note mi presencia
bajo la mirada...
veo mis zapatos rotos, y un aire de desmayo me apodera
estoy sentado a la intemperie, invadiendo un pedazo de anden
al lado de un cartel que dice: se remontan toda clase de zapatos
frente a la mesa de trabajo, tomo la aguja e hilo y un poco de pegante,
pero a medida que voy remendando los zapatos entro en estado confuso
CALIBRE .45
Por: Tania Meneses Cabrera
Todos los misterios en una sola calle.
El viento trae desde el oeste suaves perfumes
es el aroma de mujeres erráticas o de justicias cojas
el olor es dulce y fluye entre la dureza de los hierros.
Un sol naranja invade los cielos y empuja al viento hacia otras rejas
ahora, son de hombres las almas que se esconden en la oscuridad de las celdas;
el silencio violento de las pesadillas mudas, invaden el lugar mientras termina la noche
y en las paredes que fingen como calendarios
un día menos es marcado con la rabia de la monotonía.
Amanece y un pájaro canturrea desde la garita
mientras tanto, miles de mujeres se enfilan con viandas para la visita del domingo
el aroma dulce del oeste se confunde con los guisos de madres, hermanas y esposas
tatuadas con los sellos de la prisión caminan presurosas al encuentro del amor.
El pájaro cruza la calle y juguetea con las cuerdas de la luz
se instala en el vecindario, donde no hay fronteras entre la cordura y la locura.
Asustado de las grandes jaulas, emprende con prontitud y agilidad su vuelo
ahora fatigado por el sol del mediodía, descansa en la blancura de un muro ciego
advierte el olor de la muerte y al mismo tiempo el olor de la libertad.
Hedores de rejas, muerte, demencias,
cementerios, enfermedades y abandonos
dan paso a las fragancias y policromías de las plantas
en una pequeña plaza donde venden flores,
se desayuna esperanza para no indigestarse con la realidad.
El viento sigue su curso hacia el este, visita hogares de abuelos y orfanatos
mientras tanto una calle llora la angustia de tanto peso sobre su asfalto
y en la tarde del domingo suplica para que menos tragedias la caminen.
El pájaro, expectante del final de este día
vuela hacía la ventana, donde una nona ha dejado arroz
a cambio de una visita.
Una nueva puesta de sol anuncia al Dios del tiempo
el viento sigue su curso al encuentro con la montaña
El pájaro sigue su vuelo al encuentro con el árbol
la muerte guarda silencio y las rejas no se abren
Los locos no siguen la cuerda, sino lo contrario
Y la calle armada de indiferencia dispara todas sus balas.
La calle
Por: Chateaud
La calle cada tanto
juega a ser recuerdo
Se mete en los ojos
como quien reclama
un lugar que de antes
le perteneció
El humo persigue
el viento roto de los autos
El viento fue alguna vez
de un ventilador caluroso
e incluso mucho antes
con esa misma brisa
nos habríamos conocido
en caricias suaves
que el sabio viento olvida
Y uno empieza a recordar
las burbujas de jabón
que flotan en el aire
llenas del aliento de un viejo
que quizá fuera un tío
Cada burbuja que explota
inunda el aire de tristeza
Pero los niños ríen
y revientan bombas
y el viejo ríe
y todos
sin mirarnos
sonreímos
porque no todos los días
puedes respirar del viento
tristezas en el aire
La tristeza
Por: Alone
Cuando empiezas a llorar se hace casi imposible detenerse porque
Todo ese dolor acumulado no te lo permite
A veces preguntan - ¿estás triste?
No, no lo estoy
Desearía recibir un abrazo
Una voz que diga – sé que lo estás
La vida pardeada ante tus ojos, sin que valga la pena haberla vivido
LA FRAGANCIA DE NUESTROS BARRIOS
Por: Hamilton Quintero
El atardecer asoma su mirada, en los frescos arboles desgastados por legumbres
vigentes.
Resuenan gritos que pasean lágrimas de hombres; cuyo destino les ha sido
indiferente. La amabilidad se disfraza de interés, la música retumba oídos
dispersos.
Aparentamos conocernos, aparentamos alegrarnos, pero no se puede aparentar
nuestra miseria -no deseo escribirle al llanto- pero aun somos resentidos de todo
lo que brilla fuera de nuestra frontera y más allá de nuestros aliados, donde se ve
el dulce néctar de hombres que adulan su talento con lo superfluo.
¡Amamos nuestro aire empobrecido lleno de desperdicios!
Éste es mi espacio, el cual me vio crecer como la mejor flor del jazmín, dando
quejas, pero santificando las entrañas más profundas de la maleza.
Aquí suspire mi primer amor, mi primera injusticia y el crepúsculo más sosiego del
balcón más lejano....
¿Quién como tú? ¡madre de los juzgados!, ¡acogedora de los refugiados! Y
¡abuela decrepita en tus valores! no pretendo embellecer lo manchado, pretendo
alentar tú dionisiaco vivir, pretendo enaltecer tus injurias mal contadas.
Porque donde otros ven una cárcel más amplia, yo observo a hombres con
verdaderas historias; ¿quién mejor testigo que tu frondoso e infinito cielo arrebol?
¿Quién mejor testigo que la vejez de tus hombres, que en sus bailes y durezas
mantienen la tierra del porvenir?
¿Quién mejor testigo que nuestro barro quejumbroso?
¿Quién mejor testigo que el silencio de tus iglesias, que seguirán repartiendo
esperanzas a tus hijos?
¿Quién mejor testigo que las frívolas canchas, que han visto sueños esfumarse
como días mal contados?
Y ahora dime, ¿quién mejor testigo que yo? Para azotar tus pieles de canelos
suburbios, alimentándome de la savia junto a mis hermanos.
Tan burlona en tu sufrimiento.
Aguarda silencio, aún envidian nuestra casualidad....
¡Yo os amo por igual!
IMAGINARIOS
Por: JIMMY HUMBERTO FORTUNA VARGAS
Sucedáneos de antiguas culturas
Hereditarios de unas formas de vida multicolores
Tu obra es magna
En cada artista de tu ciudad
Emana el sincretismo
Los engranajes
Los postulados y el aire de un nuevo amanecer
En cada muro
En cada cielo
En cada esquina
En cada paso
Están las huellas del arte
Figurativo y abstracto
Surrealista y hermético
Libre y único
Es sabido que los vientos de otras latitudes
Se han posado en cada luminaria
Y que cada obra es un tributo para ti
La creadora
La musa intangible y tangible
Serás pasado
Fuiste presente
Y eres futuro
Las opciones borgianas
Las letras con rayas de tigre
Todos los caminos que se bifurcan
En nuestros imaginarios
Son tus joyas.
TIGRE DE NIEBLA
Por: IVÁN RUIZ ARIZA
-A los rudos santandereanos
que murieron en la batalla de Palonegro-
Un tigre de niebla fue poema
Lento se agigantó sobre el camposanto
Entre cruces fatigadas y orquídeas solitarias extendió su vaporoso aliento
mudo entre el vértigo de la calma
agazapado entre las fosas abiertas
sobre hileras replegadas de soldados sin suerte
Enmarañado entre ramos mortuorios
colmaba la pirámide craneal de los caídos
masticaba cada nombre tallado en un madero,
se alentaba con el eco bravío del último espasmo
Aún fue posible oler el adobe de una casa moribunda a lo lejos, y tres casquillos
bajo el recuerdo doliente de los mil días, evocación de glorias efímeras
de aquellos ojos que a la niebla, arrojaron su ansias palpitantes, entre clamores
libertarios, entre estertores de esperanzas.