“Tengo un propósito que cumplir”: Tatán Fue
Sebastián Ospina viajaba en un automóvil desde la Mesa de los Santos hacia Bucaramanga. Estaba inconsciente, pero en un momento abrió los ojos: alguien le hablaba, le decía que sabía perfectamente por lo que estaba pasando, cuál era la razón y qué era lo que su corazón necesitaba.
Pero, ¿qué podía saber esta persona de lo que estaba viviendo, de lo que estaba sintiendo Tatán Fué, quien para ese 2017 ya era una reconocido youtuber e influenciador?
La razón por la que Sebastián iba en ese automóvil nada tenía que ver con el placer que había sentido apenas unas horas antes. Tatán estaba en una fiesta: alcohol, drogas y diversión. Pero fue mucho más allá del consumo social y perdió el conocimiento. Asustados, los asistentes lucharon para salvar su vida.
Sebastián dice que alcanzó a “irse de este mundo”, pero cuenta que Dios lo devolvió a esta tierra con una misión. “Al principio estaba choqueado. Las personas que hablaban conmigo me pedían que fuera prudente con lo que quería decir para que los demás no pensaran que me había vuelto loco, que me había convertido en un fanático”, dice Tatán y asegura que no pudo, que él necesitaba transmitir su mensaje de amor y fe porque sabe que muchos lo necesitan ahora.
Sin embargo, si bien después de este punto de quiebre en su vida Sebastián no quiso volver a consumir drogas ni alcohol, también es cierto que el mensaje que hoy transmite en las redes sociales se construyó a través de un proceso donde fue comprendiendo lo que quería hacer con su vida. Pero, ¿qué fue lo que pasó y cómo llegó Tatán Fue a todo esto?
Los comienzos de Tatán Fue
“En un principio comencé las cosas sin tener una visión muy clara, simplemente porque estaba dentro de mí, me nacía crear contenido. Al principio escrito y luego me pasé a lo audiovisual”, narra Tatán y fue así como logró ser uno de los influenciadores más importantes de la región. Su facilidad para sacar chiste a todo, para hacer gestos y para comparar esas particularidades santandereanas con las de resto del país, fueron gustando en las redes sociales en el 2014. Fue ganando seguidores y, con toda esta fama, vinieron las fiestas y la vida donde solo importaba el desenfreno.
“La idea era tener una narrativa chévere, fresca, pero profesional, muy bien escrita y eso se fue desfigurando un poco y transformando en algo menos elaborado, muy grosero, como muy básico, un contenido muy brusco, pero sincero, solo que desde una perspectiva que no estaba muy bien. Yo no estaba muy bien parado, hablaba desde una verdad muy mentirosa porque era una postura de inestabilidad económica, emocional y como muchos viven también así, yo lograba establecer un vínculo con ellos: era como un refuerzo a su situación. Por eso el éxito, porque eran cosas que ellos pensaban, pero que yo decía sin tapujos”.
Como buen narrador, Tatán hace una pausa en el relato para contar que su personalidad es una mezcla entre los valores cristianos de su mamá, Patricia, una mujer humilde de Santander, y su papá, Víctor, un antioqueño de pura cepa, descendiente de una estirpe tan valerosa como prestante para el país. De hecho, su nombre, Sebastián, le fue otorgado en honor a su tatarabuelo, Sebastián Ospina, general de la Guerra de los Mil Días. Aunque esa mezcla es interesante, Tatán dice que, finalmente y luego del reconocimiento alcanzado, lo que esperaba era volver a ser un niño, “calientito”, como dice, amante de la vida y los juegos inocentes.
“En el fondo estaba como decepcionado de la vida y las cosas se iban volviendo más frías. Cuando somos niños somos calienticos, pero a medida que vamos creciendo...”No es que pierda el ánimo para hablar... es que tiene tantas cosas que decir, que Tatán habla rápido y quiere abarcarlo todo. “Hasta que hubo un momento de quiebre en mi vida, pero de la nada, me volvió todo ese calorcito. Que yo haya encontrado las respuestas a esta edad me motivó para dejarme limpiar de tanta vaina que me había contaminado. Después de un proceso de limpiarme bastante, comencé a dar a los demás lo que estaba recibiendo”, explica Tatán.
El deseo de ayudar
Era el 18 de marzo de 2017. Tatán abrió los ojos, reconoció la vía por la que iba y lo que le había sucedido. Dice que su corazón se detuvo: su cuerpo sufrió una sobredosis. Pero se recuperó rápidamente. Al menos, físicamente. En cuanto a su espíritu, aún necesitaba un parte más de sanación. “Al día siguiente todo lo que había vivido se salía del entendimiento humano, por así decirlo. Tenía que cerrar un negocio con el dueño de unas ópticas y yo estaba choqueado. Fue duro para mí.Me fui para la óptica y me senté en la oficina del 'man'. Me preguntó: 'mano' ¿qué tiene? Yo le decía que estaba bien, pero él me respondió: si usted no me cuenta, no continuamos. Y yo le dije: si le cuento, no lo va a creer”, narra Tatán. Pero sí le creyó, y a partir de allí encontró el apoyo que necesitaba para transformar las experiencias que había vivido hasta el momento, en un mensaje para la juventud.
“Hace poquito, hablando con un chino sobre las fiestas y loqueras de antaño, recibí, con un gesto de frustración dibujado en su rostro la siguiente pregunta: “Tatán, entonces, ¿qué se supone que es ser joven? ¿Cómo se supone que debemos divertirnos?”. Mano, siéndole sincero, yo no soy quién para decirle lo que debe o no debe hacer; sin embargo, déjeme responderle con las siguientes preguntas: ¿dónde quedaron las caminatas? ¿Dónde quedaron las idas al río? ¿Dónde quedaron los karts y las motos? ¿Dónde quedó la bicicleta? ¿Dónde quedaron las salidas a comer y a cocinar? ¿Dónde quedaron los partidos de fútbol en la cuadra jugando al gol sale? ¿Dónde quedó el cine, ¡de por Dios!, dónde quedó? El pelao se quedó mirándome fijamente y respondió: “¿vamos o qué?”.
¿A dónde?, le pregunté. “¡A cine! ¿No me reclamó que dónde había quedado?”, narra Tatán en uno de sus post de Instagram. Tatán explica que luego de ese día, luego de todo lo vivido mientras venía de regreso a la ciudad desde la Mesa de los Santos, inconsciente, su vida cambió: “cuando me levanté, todo se fue. Me levanté y estaba limpio y simplemente se desaparecieron de mi mente de mi corazón, todas esas cosas”.
Tatán dejó de publicar videos de fiestas y prefiere enfocarse en la vida cotidiana. También se unió a la campaña de Bucaramanga Sin Límites para apoyar el trabajo de la Fundación Salvar, que apoya a los habitantes de calle para que reconstruyan sus proyectos de vida.