Crecemos escuchando que es indispensable estudiar una carrera para que nos dé un mejor futuro. Una en la que ganemos millones de pesos al mes y tengamos tanta solvencia como sea posible. Pero pocas veces escuchamos que solo aquello que nos apasiona nos hará exitosos y, entonces, el dinero vendrá por añadidura.
Elegir una profesión u oficio es una de las decisiones más trascendentales que enfrentamos en la vida, pues a medida que crecemos escuchamos una y otra vez que si estudiamos mucho llegaremos a ser “alguien en la vida” y nos aseguraremos un futuro económico solvente.
Es cierto que en muchos casos el experimento sale bien y a pesar de no recibir una orientación profesional basada en los talentos propios, muchos logran encontrar una ruta en la cual se desempeñan siendo exitosos y plenos. Sin embargo y al parecer, son más comunes los casos en los que la vida adulta -y sus horas laborales- terminan siendo un atentado contra la propia salud y felicidad, pues al final del día esas personas se sienten exhaustas y vacías.
A nadie le enseñan a ser padre, y por eso es común que en pro del bienestar de los hijos se cometan y perpetúen los mismos errores. Y como va el mundo, es normal que para la mayoría de papás y mamás sea indispensable tratar de asegurar que sus “pequeños” no enfrenten problemas económicos. La pregunta clave aquí es: ¿incluso sacrificando sus talentos y sueños?
El éxito verdadero
Según la sicóloga Sonia Luque Manrique, la clave del éxito radica precisamente en desempeñar aquello que ‘nos mueve el piso’, pues la pasión que tengamos por nuestro oficio redundará en la constancia y disciplina con que lo ejerzamos. En ese orden de ideas, no es cierto que quienes llegan lejos en su carrera son genios o tienen otras cualidades superiores. Todos, bien ubicados, podríamos ser tan exitosos como quisiéramos.
Infortunadamente no nos enseñan a identificar nuestros talentos y mucho menos a potenciarlos desde la infancia. No nos enseñan que nuestro trabajo ocupará, por lo menos, un tercio de nuestro día y que probablemente pasaremos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra propia familia.
Así, si no queremos convertirnos en seres aburridos, enfermos y sin sueños, debemos encontrar la manera de conectarnos con lo que, creemos, es nuestra pasión. Consejos para lograrlo:
Identifique sus talentos.
Piense en su trabajo. Ahora haga una lista de las habilidades que, considera, le ayudan a hacerlo bien. Una vez las haya definido, intente pensar qué parte de cada una de ellas disfruta más. Por ahí va su pasión…
¿Qué disfruta hacer en su tiempo libre?
Otra lista, pero esta vez de las cinco actividades que más disfruta en su tiempo libre. Olvídese de todo lo relacionado con los deberes; nos referimos a las de ocio que más le llenan: pintar, ejercitarse, leer novelas de aventuras. Al ser consciente de sus preferencias le será más fácil incorporarlas a su rutina e incluso buscar otro trabajo que se relacione con ellas.
No piense en los demás.
Solo en usted. La opinión de los otros no puede determinar lo que es mejor para su futuro, así que las decisiones por tomar solo pueden salir de una auténtica reflexión interna.
Las metas claras…
El trabajo al que le dedique buena parte de su día debe ser un vehículo para alcanzar sus metas personales, no las de alguien más. Y si tiene claros esos objetivos, podrá evaluar mucho mejor si su trabajo le ayuda o no a alcanzarlos.
No desperdicie sus talentos.
Si considera que su educación, experiencia y habilidades están desperdiciados en la empresa donde está, muy sencillo: anote en una hoja las características que, usted cree, debería tener su trabajo ideal… y láncese a buscarlo.