¿Qué son las alergias?

Una alergia es una reacción desproporcionada del sistema inmunitario a una sustancia que es inofensiva para la mayoría de la gente. Pero en una persona alérgica, el sistema inmunitario trata a la sustancia (denominada alergeno) como un invasor y reacciona de manera inapropiada, provocando síntomas que pueden ir de las molestias leves a problemas que pueden poner en peligro la vida de la persona.
El sistema inmunitario de una persona alérgica, en un intento de proteger al cuerpo contra algo que percibe como una amenaza, produce anticuerpos denominados inmunoglobulina E (IgE) contra el alergeno. A su vez, estos anticuerpos hacen que unas células denominadas mastocitos liberen ciertas sustancias químicas, incluyendo la histamina, en el torrente sanguíneo, para defenderse del alergeno “invasor”.
Es la liberación de estas sustancias químicas lo que causa las reacciones alérgicas, que afectan a los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones, la piel y/o el tubo digestivo. La posterior exposición al mismo alergeno (sustancias como el polen o los frutos secos) volverá a desencadenar la misma reacción alérgica. Esto significa que cada vez que la persona se exponga o ese alergeno, sea comiendo determinado alimento o bien tocando o respirando determinada sustancia, presentará una reacción alérgica.
¿Por qué de desarrollan?
La tendencia a desarrollar alergias suele tener una base hereditaria, lo que significa que se puede “trasmitir” de padres a hijos a través de los genes. De todos modos, el hecho de que usted, su pareja o uno de sus hijos sea alérgico a algo no significa que todos sus hijos tengan que desarrollar necesariamente alguna alergia. Además, generalmente una persona no hereda una alergia en concreto, sino sólo una propensión a tener alergias.
Las alergias también pueden desarrollarse a lo largo de la vida
De acuerdo con el Dr. Rohit Divekar, de la clínica Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, las alergias se pueden desarrollar más adelante en la vida y definitivamente vale la pena someterse a las pruebas para ver si los síntomas se deben a esto. De ser así, los resultados de las pruebas le informarán a qué es usted alérgico y le ayudarán a decidir el tratamiento. Las pruebas constan de un examen en la piel, un análisis de sangre o ambos. Las alergias normalmente se desarrollan en dos fases. En la primera fase, llamada sensibilización, se entra en contacto con una sustancia nociva y el cuerpo equivocadamente empieza a producir anticuerpos, llamados anticuerpos IgE (Inmunoglobulina E). Eso desencadena varias reacciones inmunitarias en el cuerpo, como ojos que se llenan de agua o pican, congestión nasal y estornudos, entre otros. Los desencadenantes comunes de las alergias estacionales incluyen el polen de árboles, césped y las esporas del moho y los hongos. Estos son diferentes a los alérgenos de los ácaros del polvo que son perennespero que también muestran variaciones estacionales según la humedad ambiental.
Las manifestaciones más habituales de la alergia son:
Conjuntivitis alérgica: Afecta los ojos. Síntomas que se presentan: lagrimeo, picor, enrojecimiento, escozor, hinchazón.
Rinitis alérgica: Afecta a la nariz. Síntomas que se presentan: congestión y secreción nasal, picor, estornudos.
Urticaria: Afecta a la piel. Síntomas que se presentan: picor, enrojecimiento, inflamación o hinchazón.
Asma bronquial: Afecta a los bronquios. Síntomas que se presentan: tos, silbidos en el pecho y fatiga.