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Pacientes relatan experiencias de muerte tras paro cardiaco
- Los autores del estudio plantean la hipótesis de que el cerebro “aplanado” y moribundo elimina los sistemas inhibitorios (de frenado) naturales. Foto: DW/Vanguardia
A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado respuestas a la pregunta sobre lo que ocurre cuando el latido de nuestro corazón se detiene y la actividad eléctrica de nuestro cerebro se desvanece. Sin embargo, esta pregunta permanece sin respuesta, ya que aquellos que han cruzado el umbral de la muerte no pueden compartir sus experiencias con nosotros. A pesar de este desafío, los científicos no se han dado por vencidos y continúan trabajando para desentrañar el misterio de la transición de la vida a la muerte en el ámbito cerebral.
En esta ocasión, un grupo de expertos en cuidados intensivos y médicos especializados, liderado por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, se ha embarcado en un estudio para analizar los recuerdos y las vivencias de pacientes que han sido sometidos a maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) en hospitales de Estados Unidos y el Reino Unido.
De acuerdo a los hallazgos de su estudio, que tiene como objetivo ampliar investigaciones previas a través de una muestra más extensa y un enfoque modificado, algunos pacientes que fueron sometidos a reanimación cardiopulmonar (RCP) conservaban recuerdos vívidos de lo que ellos describen como una experiencia cercana a la muerte. De manera sorprendente, estos recuerdos perduraban incluso una hora después de que sus corazones dejaran de latir, y sus cerebros mostraban patrones de actividad relacionados con el pensamiento y la memoria mientras se encontraban en un estado inconsciente.
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Los investigadores han interpretado estas señales cerebrales como evidencia de "experiencias lúcidas y recordadas de la muerte", un fenómeno que, según el autor principal del estudio, Sam Parnia, profesor asociado de Medicina en NYU Langone Health, nunca antes se había documentado de manera tan concluyente. Además, han propuesto una explicación coherente para este fenómeno, según afirmó Parnia.
Según el comunicado de prensa de NYU Langone, a pesar de los esfuerzos médicos, menos del 10 por ciento de los 567 pacientes examinados que recibieron RCP en el hospital lograron recuperarse lo suficiente como para ser dados de alta. Sin embargo, sorprendentemente, un 40 por ciento de los sobrevivientes informaron haber experimentado algún grado de conciencia durante la RCP, un detalle que no había sido detectado mediante los métodos de monitoreo convencionales.
El estudio, publicado en la edición electrónica de la revista Resuscitation, reveló que aproximadamente el 40 por ciento de estos pacientes exhibía una actividad cerebral que volvía a la normalidad, o casi, incluso una hora después de haber sido reanimados. Esto se demostraba a través de electroencefalogramas (EEG) que registraban picos en diferentes tipos de ondas cerebrales, asociados con una mayor actividad mental.
“Aunque los médicos han creído durante mucho tiempo que el cerebro sufre daños permanentes unos 10 minutos después de que el corazón deje de suministrarle oxígeno, nuestro trabajo ha descubierto que el cerebro puede mostrar signos de recuperación eléctrica mucho después de la reanimación cardiopulmonar”, afirma Parnia.
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Según se menciona en el comunicado, los investigadores argumentan que estas experiencias cercanas a la muerte son distintas de alucinaciones, delirios, ilusiones, sueños o conciencia inducida por la RCP. Plantean la hipótesis de que cuando el cerebro está en un estado agonizante, suprime sus mecanismos naturales de inhibición, lo que abre la puerta a "nuevas perspectivas de la realidad", incluyendo la evocación lúcida de recuerdos desde la infancia hasta la muerte, examinados desde una perspectiva ética.
Aunque el propósito evolutivo de este fenómeno sigue siendo un misterio, el estudio arroja luz sobre una faceta poco comprendida pero fascinante de la conciencia humana que se manifiesta en el momento de la muerte.
Aunque no se ha llegado a una conclusión definitiva, el hecho de que el cerebro continúe procesando señales ambientales, recuerdos y emociones durante la RCP podría proporcionar pistas valiosas sobre cómo nuestro sistema nervioso prioriza las funciones cognitivas y cómo enfrenta la amenaza de un apagón total.