Desde que Luis Alfonso Vergel fue secuestrado en 2011 en San Calixto, Norte de Santander, Wilinton Vergel Ascanio, su hijo, no paró de buscarlo. Solo él, cuentan sus hermanos, sabe con detalle los esfuerzos y procesos que se hicieron con las autoridades para traerlo de vuelta. Lo que nadie imaginó es que siete años después volvería la violencia para llevarse a otro miembro de esta familia, y menos que Wilinton fuera la víctima.
El martes pasado 9 de octubre fue su secuestro, justo en el momento en el que el país celebraba la liberación del niño Cristo José Contreras, de cinco años, en Guaimalito.
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Lo que se sabe del caso de Wilinton es que, sobre las 12:00 del mediodía, llegó a una parcela de su propiedad ubicada entre Ocaña y la Playa de Belén, en Norte de Santander. Allí se encontró con dos trabajadores y minutos después llegaron cinco hombres en una camioneta para llevárselo.
“Lo tumbaron y los amenazaron con una pistola. A uno de los trabajadores le pusieron el pie en la cabeza para que bajara la mirada. Luego huyeron con Wilinton”, contó Ana Karina Vergel, su hermana.
De inmediato los trabajadores avisaron del secuestro a la esposa de Wilinton, familiares y a las autoridades.
En medio de la búsqueda, en un sector conocido como la Chorrera, “encontraron quemado el carro de mi hermano y en el cual se movilizaron. Seguramente caminaron montaña arriba. Desde ese momento no hemos sabido nada más”, dijo Ana Karina.
El día de su captura, recuerda, Wilinton vestía un jean, una camisa de color naranja y tenis. “De hecho, no olvido que la semana anterior a su secuestro estuvo en Bucaramanga visitándome. También hizo vueltas con su esposa en el médico”.
Wilinton, próximo a cumplir 42 años el 30 de octubre, siempre ha residido en Ocaña con su pareja y dos hijos de 16 y 19 años. Sus actividades principales son la ganadería y los cultivos, y según sus familiares, nunca recibió algún tipo de amenaza para que luego lo secuestraran.
“Desconocemos por qué hicieron esto con él, parece que en Ocaña cualquier persona es objetivo para secuestrarlo. Ya estamos cansados de tanta guerra, y más cuando no hay razón para que nos lastimen; no le hemos hecho daño a nadie”, expresó su hermana.
A pesar de la impotencia que hoy siente esta familia, existe la esperanza de un reencuentro que les devuelva la paz y la tranquilidad. Y no solo con el esperado regreso de Wilinton, también con el de su padre Luis Alfonso, de quien no han tenido pruebas de supervivencia en todos estos años.
“Dicen que debe estar muerto, pero guardo la esperanza”: familiares
El 4 de febrero de 2011, Luis Alfonso Vergel se encontraba en su finca en la vía a San Calixto, Norte de Santander. En horas de la tarde habló con unos vecinos que contrató para que le trabajaran el día siguiente.
“Cuando uno de los señores llegó a la parcela se percató de que él no estaba. Entró y vio que en la cocina las cosas estaban tiradas en el piso. El señor de una vez nos avisó”.
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“A los cuatro días nos llamaron y nos pidieron dinero, no sé cuánto fue porque el que se encargó de todo ese proceso fue Wilinton. Sé que los secuestradores llamaron en varias ocasiones pero nunca nos mostraron una prueba de supervivencia. Tampoco supimos quiénes se lo llevaron”, agregó Ana Karina.
Luis Alfonso también se dedicó al ganado, y al igual que su hijo nunca recibió amenazas antes de que lo secuestraran.
“A estas alturas todo el mundo dice que mi papá debe estar muerto, pero guardo la esperanza porque hasta el día de hoy no lo he visto en ese estado. Solo queremos tenerlos de vuelta y a los dos: a mi papá y a mi hermano”, acotó.
Desde el secuestro de Wilinton lo único que se sabe es que otra familia, también en Norte de Santander, se unió al dolor de la guerra. Exactamente cinco días después de que se llevaran a Wilinton secuestraron a otro comerciante.
¿Un secuestro anunciado?
De acuerdo con el coronel George Quintero, comandante de la Policía en Norte de Santander, el domingo pasado hombres armados llegaron a la finca de William Armando Franco Chogó y lo montaron a un vehículo de su propiedad.
“Lo sacaron a la vía Playa de Belén. Nosotros reaccionamos y logramos ubicar el carro. Más adelante encontramos otro vehículo con el que también lo trasladaron, y desde ese día estamos en operaciones con el Ejército”, mencionó el coronel Quintero.
Según las versiones de la familia de William Armando, este comerciante recibió amenazas en abril.
La mayor preocupación de sus allegados es que, hace 21 días, tuvo que someterse a una cirugía y por esta razón debe tomar con frecuencia Micardis Amlo y Propanolol HCI de 40 miligramos.
Indicios del lugar donde tienen a los secuestrados
En la mañana de este miércoles la Policía de Norte de Santander dijo a Vanguardia.com que se presentaron combates cerca al sector donde fueron secuestrados Wilinton Vergel Ascanio y William Armando Franco Chogó, es decir, cerca a Playa de Belén.
De acuerdo con el oficial, “al parecer hay un soldado herido. Creemos que allí los tienen a los dos”, comentó.
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Aunque las autoridades no lo han confirmado, se cree que otra persona también fue secuestrada. Se trata del señor Flaminio Patarroyo y quien, según su esposa Estefany Galvis Toro, se encuentra desaparecido desde el pasado 10 de octubre.
El reporte oficial de la Policía en Norte de Santander es que en el transcurso de este año se han registrado 10 secuestros, incluidos el del pequeño Cristo José Contreras y los dos comerciantes que están en cautiverio.