Un proceso electoral atípico se vive en Cuba a un día de las elecciones legislativas. El alto grado de abstencionismo le dan un aire enrarecido a los comicios, el cual se da en medio de la peor crisis económica en tres décadas, pero también con una población más conectada a internet, más informada, y un naciente sector privado, con trabajadores independientes y pequeñas y medianas empresas.
La votación de este domingo es un paso previo para la elección presidencial, cuyo candidato surgirá de la nueva Asamblea elegida y será escogido en una votación entre los mismos diputados; y bajo esa premisa, Miguel Díaz-Canel, actual presidente cubano de 62 años de edad, podría ser reelegido para gobernar cinco años más en la isla.
No obstante, preocupa que en Cuba, un país de 11,1 millones de habitantes donde el voto es voluntario, la participación de los votantes ha caído a sus niveles más bajos desde la entrada en vigor del actual sistema electoral en 1976.
En las elecciones municipales de noviembre la abstención fue de 68,5%, menor a la de los referendos por el Código de las Familias (74,12%), en septiembre, y por la Constitución (90,15%), en 2019.
Desde hace semanas, los candidatos acuden a sus distritos para escuchar demandas de los electores, en encuentros ampliamente difundidos por la televisión estatal, que repite el eslogan “Mejor es Posible”. La etiqueta #YoVotoXTodos aparece en la pantalla durante los noticieros.
El presidente Miguel Díaz-Canel, también diputado y candidato a la próxima legislatura, viajó en las últimas semanas más de una docena de veces a su natal Santa Clara, una ciudad a 280 km de La Habana, para movilizar a los votantes, y aunque la ley electoral cubana indica que se “excluye todo tipo de propaganda electoral individual”.
Pero para Manuel Cuesta Morúa, integrante del grupo opositor Consejo para la Transición Democrática en Cuba, el Gobierno cubano se ha visto obligado a hacer campaña “como se hace en cualquier lugar del mundo”.
“La realidad política desborda la realidad institucional y la realidad legal, y obliga al gobierno a hacer una campaña porque se da cuenta del divorcio creciente que hay entre su discurso, su gestión del país (...) y por donde quiere ir la sociedad cubana”, señala este politólogo que le apuesta y llama a la abstención.
Sin embargo, para el académico Arturo López-Levy, la elección sigue siendo un ejercicio relevante para el país que “ofrece oportunidad al sistema de recibir una retroalimentación de un modo dramático, de medir fuerzas y promover el avance” de dirigentes políticos que respondan a demandas de la gente, como expresó a AFP.
