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EE.UU. quiere mantener comunicación con China
- EFE/ VANGUARDIA
La Casa Blanca afirmó ayer que quiere mantener las líneas de comunicación abiertas con China, pese a la crisis desencadenada por la visita esta semana de la presidenta de la Cámara Baja de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán.
El coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, instó a China a que haga lo mismo e intente mantener esas líneas abiertas.
China canceló ayer las llamadas telefónicas entre los líderes de los comandos militares y las reuniones de trabajo entre las carteras de Defensa de ambas potencias, así como las del Mecanismo de Consulta de Seguridad Marítima Militar, en represalia por la visita de Pelosi.
Esto supone que deja de existir un mecanismo de confianza entre las Fuerzas Armadas de ambas superpotencias en un momento en el que las cotas de tensión en el estrecho de Taiwán se encuentran en un nivel no visto desde la década de 1990.
Kirby matizó que “no todos los canales de comunicación entre los líderes militares están cerrados”.
Aun así, indicó que las líneas clausuradas son “importantes a la hora de reducir el riesgo de errores de cálculo o de percepción”.
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Según Kirby, este asunto fue uno de los temas que se abordaron el jueves durante el encuentro que la Casa Blanca tuvo con el embajador de China en Washington, Qin Gang, al que EE.UU. convocó después de que las autoridades chinas comenzaran maniobras castrenses con fuego real en torno a Taiwán.
Cruce de la línea media
Por su parte, Taiwán denunció ayer que hasta 68 aviones y trece buques del Ejército chino continuaron operando en el Estrecho de Taiwán y que algunos de ellos cruzaron la línea media del Estrecho de Formosa durante el segundo día de las maniobras militares iniciadas por Pekín el pasado jueves.
Si en un principio fue Pekín quien condenó que Washington cruzase su línea roja con el viaje de Pelosi, ayer la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, calificó las maniobras militares chinas que supuestamente sobrepasaron la línea divisoria como un “acto irresponsable”.
Esta línea imaginaria en el estrecho funciona como una frontera no oficial pero tácitamente respetada por China y Taiwán durante las últimas décadas.