de EE.UU.
El Senado estadounidense aprobó ayer el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, en un éxito para el presidente Donald Trump, ya que fue una de sus principales promesas electorales.
Por 89 votos a favor y 10 en contra, el Senado se sumó a la Cámara de Representantes, que ya dio su visto bueno en diciembre al pacto, que ahora solo necesita la firma de Trump, que se espera para la próxima semana, y la ratificación en Canadá para entrar en vigor.
El T-MEC es fruto de un proceso de renegociación impulsado por Trump para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigencia desde 1994.
Trump ha asegurado en reiteradas ocasiones que el T-MEC es “el acuerdo comercial más importante” firmado por el país.
“Este histórico pacto no solo moderniza y reequilibra nuestra relación con Canadá y México, promueve el crecimiento, la creación de empleo y ofrece una fundamental certidumbre para agricultores y fabricantes. Cumple otra promesa hecha por el presidente Trump para negociar acuerdos justos y recíprocos”, subrayó Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, en un comunicado.
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Después de meses de negociaciones y retrasos, la Cámara de Representantes había dado su visto bueno al acuerdo comercial en diciembre con el apoyo de la mayoría demócrata, que había exigido la inclusión de protecciones a las leyes laborales y al medio ambiente en el T-MEC.
El amplio respaldo bipartidista en el Congreso es una rareza dado el contexto de aguda polarización que vive el país desde la llegada de Trump a la Casa Blanca a comienzos de 2017.
De hecho, el Senado se vio obligado a acelerar la votación para evitar que coincidiera con el juicio de destitución al presidente Trump que está previsto que comience el próximo martes.
Entre los inusuales apoyos figuró el de la senadora y aspirante a la candidatura presidencial demócrata, Elizabeth Warren, representante del ala más progresista del partido, quien indicó que suponía un “leve mejoría” ya que ofrecerá “algo de alivio a los trabajadores estadounidenses”.
Uno de los escasos votos en contra provino del líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien se opuso al considerar que “aunque incluye muy buenas provisiones laborales” no “encara el cambio climático, la mayor amenaza actual para el planeta”
Pese a las grandilocuentes declaraciones, no obstante, los expertos auguran un impacto positivo pero modesto en la actividad económica.