Donald Trump está cerca de un juicio político, un proceso que se ha activado tres veces en el pasado en Estados Unidos.
La posibilidad de ver a un presidente de Estados Unidos en el banquillo de los acusados y que pueda ser destituido del cargo por traición, soborno, corrupción u otros delitos importantes, no es cosa nueva en esta nación, donde el juicio político al hombre más poderoso del país ha sido utilizado como arma política a través de la historia.
El denominado “impeachment” (término que significa destitución) a un presidente, vicepresidente y cualquier cargo público civil está consagrado en la Sección 4 del Artículo II de la Constitución de EE.UU., desde su aprobación en 1789.
Además, tiene naturaleza política y no jurídica, ya que es el Congreso, y no el Poder Judicial, quien lo activa y lo vota. El castigo del “impeachment” es la destitución del cargo sin posibilidad de apelación.
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Se desarrolla en dos instancias: la primera en la Cámara de Representantes y, de ser acusado por mayoría simple de sus 435 miembros, pasa al Senado, donde una mayoría de dos tercios de los 100 escaños debe votar para condenarlo. Cuando se juzga al presidente del país, es el presidente de la Corte Suprema quien preside los procedimientos.
De los 45 presidentes que ha tenido Estados Unidos en sus casi 250 años de historia, sobre tres de ellos se ha cernido la sombra del juicio político: los demócratas Andrew Johnson y Bill Clinton y el republicano Richard Nixon. Por ahora, Donald Trump apenas ve la posibilidad de tal situación.
Vanguardia muestra, a continuación, los casos de “impeachment”, donde el espionaje político, la guerra de poderes y el abuso de poder han marcado la pauta.