Mucha pena y poca gloria
Los días para Theresa May al frente del gobierno británico están contados. La primera ministra, asediada ante la falta de un consenso político y por mostrarse incapaz de consumar el “Brexit”, dejará la sede de Downing Street a comienzos del próximo mes.
La fecha en el calendario fijada por May no es al azar. Marcará su salida una vez se lleve a cabo el cuarto intento del Parlamento británico por aprobar un acuerdo del “Brexit”, cuya votación está prevista para el 3 de junio. Independiente del resultado de la votación, May se va.
Su sucesor dentro de los ‘Tories’ (conservadores británicos) sería Boris Johnson, quien acaba de anunciar su candidatura. Johnson, exsecretario de Exteriores y excalde de Londres, es un ferviente partidario del “Brexit” duro y radical.
Muchos le achacan a la premier conservadora su debilidad política, lo que ha conducido al fracaso por concretar un acuerdo de divorcio con la Unión Europea, UE, al cabo de tres años del referéndum del “Brexit” en donde los británicos decidieron por un estrecho margen (52%) la salida del bloque.
El proceso para aprobar la salida del Reino Unido del bloque europeo se encuentra en un “punto muerto”. Tenía que darse el pasado 29 de marzo, pero el retiro se prolongó hasta el próximo 31 de octubre, debido que los diputados británicos no se ponen de acuerdo.
Los laboristas de Jeremy Corbyn dieron por terminadas esta semana, en medio de reproches mutuos, las negociaciones de seis semanas sobre el “Brexit” mantenidas con el gobierno de May, lo que precipitó la anticipada dimisión de la primera ministra.
Entre las razones, están que May no acepta la unión aduanera con Europa como lo pide Corbyn, porque de hacerlo, significaría un descrédito para su partido, ni tampoco un segundo referéndum del “Brexit”, una de las apuesta de los laboristas.
Sin lugar a dudas, un pacto político de esta índole le habría permitido a la líder conservadora superar el ya estancado trámite del “Brexit” en la Cámara de los Comunes. Era además, una de las últimas vías de escape que le quedaba a May, cuyo partido se muestra cada vez más dividido y diluido.
“Guerra conservadora”
“Todos sus tres planes sobre el Brexit han sido rechazados y un eventual cuarto solo podría pasar siendo co-redactado con el laborismo, algo muy difícil de darse y que, además, incendiaria a gran parte de la bancada de su partido”, destaca Isaac Bigio, politólogo y analista internacional.
Según él, a una semana de los comicios europeos, “los laboristas han tenido que anunciar la ruptura de las negociaciones con May pues ella no quiere aceptar una unión aduanera con Europa y porque continuarlas viene haciendo que su descrédito salpique al partido rojo”.
Igualmente subraya que algo que viene socavando mucho a May, “es que muchos donantes, militantes y electores tradicionales del conservadurismo se han ido en masa al nuevo partido del Brexit de Nigel Farage”.
En cuanto a Boris Johnson como aspirante al liderazgo conservador británico, Bigio considera “que el problema con el exalcalde londinense y el gran paladín de la victoria del Sí en el referéndum del Brexit, es que la mayoría del Parlamento va a rechazar su planteo de dar paso a una ruptura dura e inmediata con la UE”.
Esto, agrega el también economista e historiador formado en la London School of Economics, requerirá que Johnson adelante las elecciones generales, lo que en su opinión, “es una jugada muy peligrosa que él solamente se atrevería a hacer si logra un pacto con Farage”.
Frente a esta situación, advierte que lo que se avecina es una “guerra civil entre conservadores, la cual no solo va a darse por ver quién será el sucesor de May sino será una sobre el alma del partido e, incluso, sobre sus posibilidades de mantenerse unidos”.
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Panorama incierto
La apreciación de Isaac Bigio es compartida por Ángelo Flórez, internacionalista y profesor de la Universidad de Santo Tomás, quien asegura que la cosa está muy dificil para los conservadores británicos porque el partido está roto.
Argumenta, en ese sentido, que hay una facción de línea dura del “Brexit” que dirige Boris Jonhson y la otra, de aquellos que quieren irse de forma digna y concertada de la UE, quienes tendrán que buscar a un candidato, que no es muy claro quién será.
Otra opción, agrega Flórez, es que haya elecciones anticipadas, pero lo ve poco probable, “lo natural es que el partido conservador británico tenga su propio candidato y según lo que se sondea, seguramente será Jonhson”.
Sin embargo, reconoce que el panorama político británico se torna incierto, porque al revisar las encuestas de opinión, tanto los laboristas como los conservadores han perdido votos, y se han fortalecido los liberales demócratas y el partido del “Brexit” de Farage.
A Fabián Gamba, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, no le extraña el anuncio de renuncia de Theresa May: “si como cabeza política no logra la aprobación de un tema trascendental para el Estado, pues tiene que dimitir, especialmente en un modelo político tan exigente y rígido en el sentido del esquema de partidos como lo es Gran Bretaña”.
A su juicio, la dimisión de May estaba anticipada, lo único que faltaba es que le pusiera fechas dependiendo de los resultados que tuviera la votación sobre la aprobación del documento para la salida de Gran Bretaña de la UE.
Ahora bien, explica que es lógico que al no lograr acordar un consenso con los laboristas, la primera ministra May se vea obligada a decir con fecha exacta en que momento va a salir, y “que dará vía libre para que se elija a un primer ministro que pueda tomar las riendas del Brexit”.
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El más opcionado
El exalcalde Boris Jonhson representa una continuidad a las ideas emanadas del “Brexit” y lo que implica, remarca Gamba.
Además aclara que el líder conservador de amplia trayectoria política, tiene un contrapeso muy fuerte, su hermana, Rachel Johnson, considerada una de las principales figuras anti-Brexit en la Europa actual.
Jonhson es también, la figura más clara para suceder a May en el cargo de primer ministro de Gran Bretaña, a quien el experto califica como un político menos apasionado y más centrado en términos de la posibilidad de negociar entre posiciones un acuerdo del “Brexit”.
Por último, Gamba plantea una reflexión en el sentido de que por ser un tema novedoso en términos de la UE, el proceso del “Brexit” ha tomado más tiempo, no tan acelerado como se pensó después de la votación ciudadana de junio de 2016, e implica también “repensarse cómo van a quedar las relaciones de Gran Bretaña” con el resto de los 28 estados miembros de la Unión Europea.
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Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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