Con 1434.856 votos, Nayib Bukele fue elegido como el nuevo presidente de El Salvador. Su corta edad y falta de una ideología política definida lo tienen en el ojo del huracán.
Aunque en redes sociales es tendencia, genera grandes debates con sus comentarios y su imagen es bien parecida a la de las grandes estrellas del rock, a la hora de la verdad la posición política de Nayib Bukele, el millennial que llegará a la Presidencia de El Salvador, es incierta.
Ni de derecha, ni de izquierda, pero tampoco de centro; en contra de unos en sus discursos, pero a favor de estos mismos en sus propuestas, y sin una idea clara de lo que será su mandato, los salvadoreños se preparan para una nueva era que les causa incertidumbre.
Y si bien no inclinarse hacia un lado o hacia el otro podría tener algunas ventajas para sus relaciones internacionales, pues representa lo que los expertos denominan una ruptura bipartidista en la que ha estado sumido el país desde hace décadas, también marcaría el inicio de un gobierno precoz que se lanza al ruedo sin las bases suficientes para atajar los grandes retos que dejó el postconflicto y los mandatos anteriores.
Es por eso que los ojos de América Latina y del mundo entero se posan sobre Bukele, quien llegará a la Presidencia gracias al apoyo de la derecha con la Gran Alianza por la Unidad Nacional y que se convertirá en el primer mandatario en gobernar el país con una posición diferente a la Alianza Republicana Nacionalista que estuvo en el poder por 20 años y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que hace parte de la izquierda y de donde el presidente electo fue expulsado en 2017.
‘De allá para acá’
Con tan solo 37 años de edad, oriundo de San Salvador, con familia de origen palestino y líder de su propio partido, Nuevas Ideas, Bukele ha ejercido en el mundo de la política pública como alcalde Nuevo Cuscatlán en 2012 y de su ciudad natal en 2015.
Y pese a que muchas de sus propuestas, como la restauración del tren en el Pacífico, la construcción de un aeropuerto verde, la modernización del Puerto de Acajutla y sus programas educativos, son catalogadas como populistas, logró quedarse con el 53,10% de los votos.
No obstante, muchos señalan su victoria como producto de la suerte, debido a la crisis política de El Salvador.
“Desde el principio vemos a un Bukele que no tiene clara su posición ideológica. Las personas están agotadas de los partidos que estaban en el poder y él supo aprovechar la situación, es una tendencia de oportunismo político moderno”, explicó el director de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, Miguel Gomis.
Además, el experto señaló que dentro de los grandes retos del nuevo presidente están la superación de la crisis del postconflicto, la mala economía, temas migratorios y su relación con países como Guatemala y Honduras.
“Lo más probable es que su mandato esté basado en una política pragmática. Es muy crítico del gobierno de Daniel Ortega y Nicolás Maduro, pero reconoció a China como uno de sus aliados, especialmente para temas de comercio. Es probable que haya situaciones en las que se incline por un lado o por otro”, agregó Gomis.
Respecto a la relación que se espera que tenga con Colombia, el Director de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana aseguró que depende más de las relaciones que Bukele geste con el Gobierno de los Estados Unidos.
Un cambio de rumbo
Uno de los aspectos que más sorprendió a los salvadoreños fue el paso de izquierda a derecha que tomó Bukele entre finales de 2017 e inicios de 2018, demostrando así una marcada incoherencia ideológica.
“La carrera política de Bukele se gestó y desarrolló durante seis años con el aval del partido de izquierda FMLN y actualmente fue elegido con el aval de un partido de tendencia derechista, lo cual representa una particularidad del nuevo presidente asociada a la poca disciplina partidista y la falta de coherencia ideológica”, indicó María Eugenia Bonilla, directora de Estudios Políticos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab.
Así mismo, la experta se refirió a la incertidumbre que ronda alrededor de lo que serán sus relaciones con gobiernos que también se encuentran en medio de una crisis.
“Se espera que sea un presidente que se una a la tendencia de la geopolítica latinoamericana actual de presión diplomática contra gobiernos altamente cuestionados en términos democráticos, como el caso de Venezuela y Nicaragua. Sin embargo, existe incertidumbre, puesto que si bien discursivamente ha marcado posición crítica frente a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, en varias oportunidades se ha declarado líder de izquierda”, concretó Bonilla.
Nayib Bukele tomará posesión el próximo 1 de junio, fecha en la que dará inicio a un mandato que pisa en los terrenos de dos ideologías pero que carece de una fuerza política que lo respalde.
Presidente ‘online’
Para Sebastián Polo Alvis, politólogo de la Universidad del Rosario y experto en América Latina, la llegada de Bukele a la presidencia marca una nueva tendencia política en El Salvador.
“El país ha pasado por un proceso de postconflicto muy difícil y Bukele demuestra que estamos próximos a un gobierno que carece de matriz ideológica. Tanto, que podría marcar los principios de una ideología pragmática que se suma a su condición de millennial y su amplio conocimiento en el manejo de redes sociales, mostrando un cambio”.
Es por ello que el politólogo considera que, a futuro, es probable que otros países de América Latina adhieran a esta tendencia de gobernar sin ser adepto de un partido, especialmente en las zonas del continente que han sido fuertemente marcadas por la violencia y los conflictos armados.
