Un tiroteo en el colegio de primaria de Uvalde, en el estado norteamericano de Texas, el pasado 24 de mayo, causó la muerte de 19 niños y dos profesoras.
Varios videos de cámaras corporales de agentes policiales revela cuando entraron a la escuela primaria Robb de Uvalde, en Texas, que revelan detalles del caos que se vivió puertas adentro en la más de una hora que estuvo el atacante en el edificio sin ser detenido.
Las autoridades de Uvalde fueron las encargadas de publicar imágenes de las cámaras corporales de siete policías que respondieron al tiroteo del 24 de mayo en la Escuela Primaria Robb.
Las imágenes muestran a los oficiales rompiendo ventanas y sacando a los niños de la escuela, y se escuchan tiros mientras uno pide ayuda al ver que el atacante está en el salón de clases de su esposa. Los agentes también hablan de que la puerta está cerrada con llave e intentan abrirla (aunque luego investigadores han indicado que no estaba cerrada).
Le hablan luego al atacante: “¿Puede escucharnos señor? Por favor no lastime a nadie. Son niños inocentes. Por favor, baje su arma, no queremos que nadie salga herido”.
A medida que avanza la investigación se critica la reacción de la Policía.
A diferencia de las imágenes de cámaras de vigilancia de la escuela que publicó con anterioridad el periódico Austin American-Statesman, estos videos muestran primeros planos de las afueras de las aulas 111 y 112, donde ocurrió la masacre, y revelan conversaciones entre los oficiales y súplicas al atacante.
En tanto, un informe oficial publicado el pasado domingo detectó graves errores de coordinación por parte de las fuerzas de seguridad locales, estatales y federales en el operativo desplegado durante el tiroteo del colegio de primaria de Uvalde, en el que murieron 19 niños y dos profesoras.
La investigación, elaborada por un comité del Congreso texano y a la que tuvo acceso el diario The Texas Tribune, concluyó que en la operación de rescate del colegio participaron 376 agentes que protagonizaron una “escena caótica y descoordinada que duró más de una hora”.
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El informe determina que las autoridades tardaron tanto en entrar al aula donde se había atrincherado el tirador, Salvador Ramos, con un grupo de alumnos debido a “fallas sistémicas y una toma de decisiones extremadamente pobre”.
“El grupo carecía de un liderazgo y de comunicación, y no tuvo urgencia para acabar con el tirador”, dicta el informe, según reveló el rotativo.
Es la primera vez que se señalan errores por parte de autoridades estatales y federales, ya que hasta ahora las pesquisas habían señalado al jefe de la Policía del distrito escolar, Pete Arredondo, como responsable por la tardanza de los agentes a la hora de irrumpir en el aula.
Según el informe, al colegio acudieron 149 agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, pues Uvalde se encuentra a pocos kilómetros de México; 91 policías estatales, 25 policías de Uvalde y 16 alguaciles, así como agentes de condados vecinos, entre otras agencias federales.
Entrevistados por el comité, varios agentes que participaron en el operativo explicaron que no sabían quién estaba al mando de la operación y otros dijeron que Arredondo era el responsable.
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El informe asegura que ningún cuerpo, ni federal ni estatal, se ofreció a liderar el operativo pese a estar mejor preparados que la policía local, y finalmente agentes de la Patrulla Fronteriza entraron al aula y abatieron al tirador sin pedir permiso a Arredondo.
El comité también concluyó que el personal de la escuela primaria Robb solía dejar las puertas del centro abiertas por la escasez de llaves para todos los maestros.
“Si el personal de la escuela hubiera cerrado las puertas con llave como lo requería el protocolo, eso podría haber ralentizado el avance (del tirador) durante unos minutos”, dijo.
Y remarcó que Salvador Ramos, quien adquirió de forma legal el rifle de asalto AR-15 con el que perpetró la matanza, había mostrado en redes sociales que estaba preparando un ataque.
La matanza de Uvalde ocurrida el pasado 24 de mayo ha reabierto el debate de la posesión de armas en Estados Unidos, un derecho consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución.
Mientras los demócratas abogan por un mayor control de antecedentes de los compradores de armas y por la prohibición de los rifles de asalto, los republicanos se oponen a cualquier restricción y atribuyen estos tiroteos a problemas de salud mental.