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Miércoles 19 de septiembre de 2018 - 12:00 PM

Qué quedó después de un año del sismo de México

El sismo de magnitud 7,1 que azotó a México dejó 369 víctimas mortales, 228 en Ciudad de México. Algunas calles y muchas fachadas conservan los símbolos pintados con aerosol que permiten identificar a simple vista cuáles son los daños de cada hogar.

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(Foto: SUMINISTRADA/VANGUARDIA LIBERAL)
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Las radios se escuchan por las calles de San Gregorio Atlapulco. Son las de los albañiles, que trabajan a destajo en este pueblo del sur de la capital mexicana dando testimonio de que, un año después del potente terremoto que sacudió el centro del país, aún queda mucho por hacer.

"Inmueble dañado", reza un cartel hecho a mano y pegado en una lona que tapa el lugar donde antes se alzaba una casa. Los ladrillos se apilan en las calles y muchas fachadas conservan los símbolos pintados con aerosol que permiten identificar a simple vista cuáles son los daños de cada hogar.

Este miércoles, cuando se cumple justo un año de la tragedia desencadenada por el sismo de magnitud 7,1, que dejó 369 víctimas mortales (228 en Ciudad de México), este pueblo de la delegación Xochimilco ofrece una estampa contradictoria.

Por un lado, en algunas calles y callejones se descubren casas recién construidas de colores vivos; por otro, gran parte de los habitantes todavía se afanan en recuperar su patrimonio, echando mano de sus propios recursos.

"Decidimos mejor arreglarlas por nuestra cuenta", comenta a Efe María Félix Robles, quien lamenta haber perdido tiempo "esperando la ayuda que nunca llegó".

Esta ama de casa continúa viviendo con sus hijos en un pequeño cuarto que renta en el pueblo de al lado, desde el que viene a diario en taxi para supervisar la tarea de los albañiles que ha contratado y hacer algunas tareas domésticas.

Su casa, "de piedra y tierra", se dañó especialmente en su planta inferior, y desde entonces todo el proceso ha sido un quebradero de cabeza por la documentación y constantes visitas de los técnicos que realizan los dictámenes. "A cada quien llevamos un papel diferente", asegura.

Los inmuebles dañados en el temblor quedaron clasificados en tres categorías: verde (afectación leve), amarillo (daño significativo no estructural) y rojo (falla estructural). Estas categorías han servido para definir las ayudas que se han otorgado a cada uno de los damnificados.

La casa de Irene Castro, conocida cariñosamente en el pueblo como Melita, obtuvo un dictamen verde, con la recomendación de reforzar la estructura. Pero el análisis no ha tenido en cuenta las dos partes del hogar más preciadas para ella: su gran cocina, ubicada en el patio, y el vallado.

"Tengo un año a partir del sismo que no he trabajado", dice a Efe esta mujer, de 70 años recién cumplidos.

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Publicado por EFE

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