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Alberto Montoya
Martes 18 de octubre de 2022 - 12:00 PM

Y... de Metrolínea, qué

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A raíz de las últimas publicaciones de Vanguardia relacionadas, de una parte, con la crisis de movilidad que sufrimos a nivel metropolitano y de otra, con el cumpleaños de Bucaramanga, recordaba que el 22 de diciembre de 2009, con la presencia del Gobernador Horacio Serpa, el Alcalde Fernando Vargas, el Arzobispo Ismael Rueda, el General de la Policía Yesid Vásquez y los medios de comunicación, se celebró en un acto protocolario, con bombos y platillos, la inauguración del Sistema de Transporte Masivo – Metrolínea, en el cumpleaños 387 de nuestra Ciudad Bonita. Una solución que permitía acabar con la congestión, disminuir la contaminación y los problemas de la movilidad de los cuatro municipios que conforman el Área Metropolitana de Bucaramanga.

El alcalde Vargas presentaba a los asistentes un sistema de transporte público novedoso, con buses articulados y padrones que garantizarían de forma sistemática la rapidez, el confort y la economía de los más de 400 mil pasajeros diarios que usaban el transporte público en aquella época; todo esto manteniendo un protocolo de combustible amigable con el medio ambiente, comentario que se destacaba como un avance tecnológico que exigía el nuevo siglo.

Trece años después del histórico momento, la realidad es bien diferente: de los tres concesionarios ya solo queda uno; de los 236 buses que empezaron a operar el servicio y de los 368 que deberían estar operando, solo funcionan 80 y de la buena rentabilidad que se recaudaba de los buses “viejos”, solo resaltan los déficits anuales y saldos judiciales en rojo que ya superan los $300 mil millones. Adicionalmente, Metrolínea nunca ha podido alcanzar su punto de equilibrio; su promedio diario de pasajeros es de 32.000 cuando en el año 2015 se superaron los 125.000; de los portales abandonados, las estaciones desmanteladas y los puntos de recarga faltantes, no se pueden hacer cuentas porque se perdió hasta el estudio que dio origen y estructura al sistema.

La radiografía es dura; Metrolínea lamentablemente es un fracaso que afecta, sin lugar a dudas, la competitividad de la ciudad y la calidad de vida de sus habitantes. A Metrolínea, objetivamente, urge estudiarlo responsablemente para definir no solo qué hacer, sino las verdaderas causas de su fracaso. En mi criterio, la esperanza es una estructuración desde el conocimiento de las necesidades de transporte de la metrópoli, con autoridad y técnica. Ahí es donde los alcaldes, a través del organismo Area Metropolitana, tienen que intervenir.

Señores alcaldes... QUEDAMOS EXPECTANTES.

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