En Latinoamérica, la crisis social que llevó a las protestas de 2019 se profundizó con la pandemia y desembocó en cambios políticos.
Durante este año, nuestros países fueron impactados por los efectos de la guerra en Ucrania que subió los costos de los fertilizantes y de los alimentos. Por el aumento de las tasas de interés de Estados Unidos que devaluó nuestras monedas aumentando el costo de la deuda externa. Al tiempo que la política china de “cero covid” redujo las compras de materias primas a la región.
En este contexto, un resumen del 2022 nos muestra la continuidad del colapso del Estado en Haití; los cambios políticos en Colombia y Brasil con la llegada al poder de Petro y el retorno de Lula. El regreso de Venezuela al escenario internacional con la distensión de las relaciones con Estados Unidos y el restablecimiento de las relaciones con Colombia; sirviendo, además, como sede para nuevas negociaciones con el ELN. Al tiempo que, en el Salvador, el Estado de excepción decretado por Bukele en su guerra contra las pandillas, a pesar de las denuncias de violaciones a los DDHH, le han dado la popularidad necesaria para atornillarse en el poder y buscar la reelección en 2024.
Este cuadro de la política latinoamericana se completa con la crisis política en el Perú; país que increíblemente, muestra crecimiento económico.
Para el 2023 habremos de estar atentos a los avances en la mesa de negociación con el ELN; al funcionamiento de las relaciones entre Caracas y Bogotá en seguridad; migrantes y comercio. También, será importante lo que pueda pasar con las migraciones en Haití y México; y como la región de la mano de presidentes como López Obrador, Lula y Petro avanza en tema como integración, cambio climático y propone a Washington una nueva manera de lidiar con las drogas.
Finalmente, los resultados ecónomos que alcancen los gobiernos en el 2023 que no pinta fácil, serán cruciales para contrarrestar cualquier intento de desconocer la democracia.
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