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Alexander Arciniegas
Miércoles 21 de abril de 2021 - 12:00 PM

El enigma de Pedro Castillo

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Pedro Castillo Terrones, el profesor rural que podría ser el próximo presidente del Perú, despierta ilusión entre los ciudadanos excluidos y miedo entre las élites. Como Evo Morales, Castillo viene del país profundo y como Rafael Correa, defiende un conservadurismo moral en temas como el aborto. Los medios dominantes lo presentan como un radical de izquierdas, pero las principales propuestas de este líder magisterial, apuntan a impulsar una nueva constitución que substituya la fujimorista de 1993 y garantice un 10% del PIB para salud y educación.

Con un sombrero típico y un lápiz gigante como símbolos, el profe Castillo superó en primera vuelta al favorito de la centroizquierda Yonhy Lescano; al economista de derecha Hernando de Soto y al carismático exarquero de Alianza Lima, George Forsyth. Su discurso sencillo que promete dejar atrás la corrupción y más de 3 décadas de neoliberalismo, lo mantiene hoy con una ventaja de más de 10 puntos frente a Keiko Fujimori, heredera política del expresidente preso por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

El contexto que posibilitó la sorpresiva emergencia de Castillo, a quien sus adversarios acusan de vínculos con Sendero Luminoso durante una huelga de maestros en 2017, tiene que ver con la fragmentación y debilidad de los partidos peruanos, la impopularidad de la clase política y los escándalos de corrupción de todos expresidentes peruanos del periodo posfujimorista desde Alejandro Toledo hasta Martín Vizcarra.

En el marco de una crisis socioeconómica que como en Colombia, se profundizó por la pandemia, Pedro Castillo literalmente, cabalga entre los electores de las regiones excluidas del centralismo limeño para quienes aparece como el único candidato que podría mejorar su situación. Tal como sucedió en 2011 con el exmilitar nacionalista Ollanta Humala.

Mientras, las élites peruanas encabezadas por el inefable Vargas Llosa, quemarán sus naves votando en segunda vuelta por la hija del dictador; Castillo el presidenciable con aire provinciano, parece inatajable en su camino hacia el poder. De conseguirlo, ojalá no traicione a los peruanos como Humala y haga realidad su frase de batalla: ¡Nunca más un pobre en un país rico!

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