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Alexander Arciniegas
Miércoles 05 de febrero de 2020 - 12:00 PM

Haití, una tragedia invisible

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En nuestra convulsionada Latinoamérica, la tragedia haitiana sobresale por su invisibilidad. Tan invisible como la ayuda prometida por la comunidad internacional, luego del terremoto que hace 10 años dejó más de 200 mil muertos y un millón y medio de personas sin hogar, en una población de un poco más de 11 millones de habitantes. Al colapso del sistema sanitario; la ruina de una economía en recesión y los problemas de violencias en barriadas de Puerto Príncipe como Martissant o Village de Dieu; se suma la crónica inestabilidad política que en su fase contemporánea se remonta al inicio de la era democrática con la primera elección del sacerdote Jean Bertrand Aristide en 1991.

Luego del terremoto de 2010, vino el calamitoso mandato de Michel Martelly (2011-2016), un cantante que se hizo con el poder a través de unas elecciones con baja participación y poco transparentes; sosteniéndose a pesar de su incapacidad, gracias a los intereses geopolíticos estadounidenses, considerando el tamaño de la isla la segunda mayor del Caribe y su proximidad geográfica a Cuba.

Tras el caos político desatado en 2015 que llevó al poder al actual presidente Jovenel Moïse, masivas protestas muchas de ellas lideradas por artistas, han vuelto a paralizar el país en los últimos meses exigiendo su renuncia inmediata, bajo acusaciones de corrupción; el respeto a los derechos humanos y mejores condiciones de vida, en la nación más pobre de las Américas.

Sin embargo, Moïse, no solo se aferró al poder apelando a altos niveles de represión policial, como parece ser la norma en la región, sino que recientemente ratificó su catadura autoritaria clausurando el poder legislativo con la promesa demagógica de destinar su presupuesto para construir 10 escuelas.

Aunque gobierno y oposición han anunciado su voluntad de impulsar una segunda negociación luego del fracaso de los acercamientos a finales de enero pasado, todo parece indicar que la tierra de Alexandre Petión continuará siendo por mucho tiempo una democracia mutilada y una tragedia invisible.

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