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Alexander Arciniegas
Miércoles 17 de marzo de 2021 - 12:00 PM

Máquinas de guerra

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Este gobierno ha demostrado que de poco sirve tener ministros de defensa civiles, si estos no tienen una mentalidad civilista. Tanto Guillermo Botero, premiado con la embajada en Chile; el fallecido Carlos Holmes Trujillo y Diego Molano, toleraron abusos en el uso de la fuerza por parte del Estado. Botero, durante el bombardeo en San Vicente del Caguán que literalmente, despedazó 8 niños; Holmes Trujillo, con la brutalidad policial que mató 13 ciudadanos durante las protestas por el asesinato de Javier Ordóñez y ahora, Molano con el bombardeo en Calamar Guaviare.

Es natural que los Ministros de defensa civiles actúen como voceros de las distintas fuerzas, el problema surge cuando en lugar de conducirlas políticamente para que encuadren su desempeño en el marco de la Constitución, muestran una actitud más guerrerista que sus propios subordinados o se convierten en caja de resonancia de los sectores militares más recalcitrantes en busca de ganar su apoyo.

Al intentar justificar la suerte corrida por Rosa, Sara o Karen, el Ministro Molano, estuvo cerca de decir que “no estarían recogiendo café...”, pues según él, estas niñas tenían “conocimiento pleno de sus acciones” terroristas. Al mismo tiempo, acudió a la tesis tan vieja como paranoica, del enemigo interno, acusando a quienes critican este nuevo bombardeo que termina matando niños y niñas, de hacerle el juego a una supuesta guerra jurídica y política contra el Ejército.

Aunque Molano no lo admita, lo ocurrido en Calamar demuestra el ciclo perverso de la victimización sufrida por muchos menores en este país, donde el Estado en lugar de rescatarlos del reclutamiento de los grupos armados, que él mismo ha facilitado por su ausencia en amplias regiones, los bombardea sin la menor consideración.

El Ministro Molano no solo salió a los medios a convencernos de la legitimidad de una acción que ofende a la sociedad colombiana por ilegal, desproporcionada e inhumana. También nos notificó que este tipo de barbaridades seguirán ocurriendo. Como quien dice, que en el gobierno Duque nadie puede o quiere, controlar a las instituciones armadas del Estado para evitar que terminen reducidas a la triste condición de “máquinas de guerra”.

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