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Alexander Arciniegas
Miércoles 13 de octubre de 2021 - 12:00 PM

POLEXIT a la vista

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Desde su implementación a finales de los años ochenta la globalización neoliberal, buscó legitimarse su hegemonía sobre la base de la democracia, los DDHH y el libre mercado. Hace exactamente 2 años, en una conferencia en Barranquilla, el reconocido internacionalista José Antonio Sanahuja argumentaba que la globalización como estructura histórica, se encontraba en crisis y que una de sus grietas respondía el debilitamiento del “universalismo liberal”

Esa perspectiva nos ayuda a comprender el más reciente enfrentamiento entre Polonia y la Unión Europea. Aunque en las facultades de derecho del mundo se enseña la primacía del derecho internacional sobre el derecho interno, principalmente, en cuestiones de derechos humanos; el Tribunal Constitucional de Polonia ha decidido recientemente que las normas y tribunales polacos priman sobre las normas y tribunales europeos.

No se trata simplemente de un asunto jurídico sino esencialmente político, pues esta posición podría en un caso extremo, llevar a Polonia a salir de la Unión Europea con la que ha tenido anteriores diferencias en temas como migrantes o minorías LGBTI.

Y es que desde 2015 este país vive una deriva autoritaria que se concreta en un sistema judicial integrado por jueces afines a las ideas políticas extremistas del ultranacionalista primer ministro, Mateusz Morawiecki, del partido Ley y Justicia (PiS).

Para Bruxelas, Morawiecki, está detrás de la sentencia de su Tribunal Constitucional en su disputa con las instituciones europeas que intentan frenar esta reforma judicial contraria al estado de derecho y la autonomía de los jueces, principios amparados por la normatividad europea.

Veremos si las advertencias de la Comisión Europea de usar “todos los poderes” a su disposición, lo que incluye mantener congelados los 36.000 millones de Euros que Polonia recibiría como ayuda pospandemia, consiguen disuadir los ímpetus soberanistas del gobierno de Varsovia o este último logra mantener al menos en parte, su reforma judicial que el TJUE ya condenó por ilegal.

Lo que parece mucho más claro con este nuevo desafío del régimen polaco es que los desequilibrios de la globalización han abierto la puerta a fuerzas políticas no solo desde la izquierda sino de ultraderecha, que pretenden sacudir sus cimientos.

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