En los últimos años comenzó a verse y sentirse en el Magdalena Medio santandereano, el avance de frentes guerrilleros que...
Carretera a cuentagotas
Según informes periodísticos, la Gobernación de Santander tramitó en tiempo récord -que contrasta con el largo plazo previsto para su ejecución- la contratación de 28 kilómetros de una estrecha carretera que unirá a Piedecuesta con Girón por el valle del Río Frío. Se trata de una conexión indispensable para desviar el tráfico pesado generado en dos arterias nacionales (las rutas 66 Bucaramanga-Arauca y 45A Bogotá-San Alberto), que ocasiona grave entorpecimiento a la movilidad del área metropolitana de Bucaramanga.
Resulta frustrante que ante la falta de liderazgo y gestión que nos caracteriza, a cambio de exigirle al gobierno central la atención de nuestras necesidades viales y el cumplimiento de sus obligaciones, se recurra a comprometer la casi totalidad de los recursos de inversión del departamento durante nueve años.
Para lograr que la Asamblea Departamental aprobara la destinación de los superávits de las vigencias futuras hasta 2030, se apeló a calcular las disponibilidades presupuestales suponiendo un incremento en los gastos de funcionamiento equivalente a un IPC de 3 %; previsión a todas luces insuficiente, teniendo en cuenta que el reajuste del Índice de Precios al Consumidor en 2022 fue 13.1 %. Sin haber iniciado la construcción ya se presenta un desbalance de por lo menos cuatro anualidades.
La viabilidad fiscal del proyecto está en entredicho, y es muy posible que se requieran tiempos adicionales para su provisionamiento. El exasperante ritmo de construcción de tres kilómetros por año podría alargarse indefinidamente; y si nos atenemos a las advertencias de la Sociedad Santandereana de Ingenieros, según las cuales las especificaciones de diseño ya son obsoletas para las actuales condiciones de tráfico, el panorama es desalentador.
Aunque el costo reportado de $13.000 millones por kilómetro -que debe incluir la compra de predios- se estima elevado en comparación con vías similares, es altamente probable que se multiplique en atención a las inciertas situaciones políticas, técnicas y financieras sobrevinientes.
Se advierte exótica la propensión de nuestros gobernantes a relevar a la Nación de sus responsabilidades, con el fin de tener la iniciativa de contratación de las obras, como también sucedió con la malograda concesión ZMB.