lunes 29 de agosto de 2022 - 12:00 AM

Alvaro Beltran Pinzón

Lección de Geometría

Sus creaciones ocupan sitios emblemáticos en Colombia y el mundo.
Sin embargo, por tener la marcada simbología de haber asimilado la Lección de Geometría a una deuda personal con los estudiantes, esta adquiere especial relevancia.

Bajo este nombre, y como un afectuoso reconocimiento a los estudiantes, el maestro Eduardo Ramírez Villamizar concibió la monumental escultura que engalana el campus central de la Universidad Industrial de Santander. La estructura, ubicada en el corredor de acceso a la Institución, tiene el propósito de llamar la atención para que los elementos que la componen inviten a experimentar diferentes sensaciones y variadas reflexiones, pues “más allá de las palabras que pueden describir una obra se debe atender la posibilidad de interpretación que provoque su contemplación”.

Ramírez Villamizar, uno de los artistas plásticos más importantes del país, cuyo centenario de nacimiento en Pamplona se cumplió el 27 de agosto y falleció en Bogotá en 2004, no vio concluido este trabajo ya que el conjunto se levantó de manera póstuma, en 2006, cuando la UIS le pudo dar cabida en sus instalaciones.

Junto con Botero, Grau, Obregón y Negret, constituyen una generación que aportó luz al arte nacional y lo puso a la vanguardia de las nuevas expresiones. Desde 1963 logró imponer una particular majestuosidad al concepto minimalista al dedicarse a explorar con obras tridimensionales.

Sus creaciones ocupan sitios emblemáticos en Colombia y el mundo.
Sin embargo, por tener la marcada simbología de haber asimilado la Lección de Geometría a una deuda personal con los estudiantes, esta adquiere especial relevancia. También lo es la Doble Victoria Alada (1994), conformada por dos elementos modulares de perfiles diagonales y horizontales en forma de diamante, enfrentadas sobre la avenida El Dorado, en Bogotá, como homenaje a la célebre escultura Victoria de Samotracia, de autor desconocido, que le proporcionó el impulso definitivo a su vocación artística.

La sobriedad y elegancia de sus trazos son el reflejo mismo de su personalidad que significó un imborrable hito no solo en las artes sino en el pensamiento del siglo pasado en Colombia, y cuya memoria se busca perpetuar, con gran orgullo, en el Museo de Arte Moderno de su ciudad natal. “Nuestras vidas son las vías que
van a la mar que son el morir; así son los señoríos derechos hacia acabar y consumir”.

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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