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Alvaro Beltran Pinzón
Domingo 04 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Mafalda por siempre

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Movido por la incierta e inagotable disyuntiva de establecer quiénes son ʿlos buenosʾ y quiénes son ʿlos malosʾ en este mundo, el dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, apodado Quino, creó a Mafalda; una chica que nos acompañó desde 1965 con sus agudas reflexiones, en las cuales siempre se mostraba en rebeldía y abierta contradicción con los adultos.

Mafalda significa esa opción de distanciamiento crítico saludable que se da a través de la ironía, del humor, de la insinuación de una sonrisa capaz de disolver la pena y de hacer posible sobrellevar una situación cargada de incertidumbres, inconsecuencias y tropiezos; fiel camarada de viaje de quienes, con escepticismo, alimentan la esperanza de renovación del universo y de la sociedad. Este simpático personaje, envuelto en el aura de la inocencia y atrincherado en su profunda suspicacia, le permitió a toda una generación refrescar la inteligencia con su mirada contestataria.

Como lo expresa Humberto Eco, acertadamente, Mafalda, Manolito, Susanita, Miguelito, Felipe, Guille y Libertad se ocupan de “desvelarse y desvelarnos el gran drama de la conciencia del hombre maduro, que tiene que competir para ganarse la vida y, en forma paralela, soportar la existencia disponiendo de información inmediata de las tragedias que nos conmueven y los desastres que nos rodean”.

Ocurre la muerte del inolvidable Quino, precisamente, cuando se vive una de las épocas de mayor desconcierto ante la recurrente apelación a la mentira y a la provocación de odios como elementos preponderantes de la agenda política. Profunda crisis que padece la democracia, corroída en sus cimientos mismos, toda vez que el espacio de la deliberación se ha desvirtuado y la provechosa discusión sobre ideas y puntos de vista programáticos han sido sustituidos por la confrontación inútil, la magnificación de aspectos banales y la astucia para evadir el debate de los problemas esenciales de la humanidad.

Una situación que afecta al planeta, sin que nuestro país represente una excepción, y que hace recordar una de las cáusticas viñetas de Mafalda, cuando cavilaba ʿ¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?

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