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Alvaro Beltran Pinzón
Domingo 10 de marzo de 2019 - 12:00 PM

Trancón desesperante

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Con gran despliegue, el pasado miércoles 6 de marzo, este diario dio cuenta de la molestia que significa para los habitantes del área metropolitana de Bucaramanga desplazarse por la que es su principal arteria vial, la mal llamada Autopista Bucaramanga-Floridablanca. Conforme a mediciones efectuadas, recorrer el trayecto entre el estadio Álvaro Gómez Hurtado y el puente de Provenza demanda 45 minutos y para movilizarse tan solo 2 kilómetros, entre el sector de McPollo y la estación Lagos de Metrolínea, se emplean 15 minutos.

Según se relata, esta situación puede mejorar cuando concluya la prolongación de la Paralela Oriental en el tramo TCC-Molinos que, de acuerdo con estimativos de Invías, se entregará a finales de este mes, y con la terminación del intercambiador que ejecutan la Alcaldía de Floridablanca y la Gobernación de Santander, que se dará al servicio en el segundo semestre. Sin embargo, este intercambiador únicamente funcionará con eficiencia si se acaba el embudo que se forma en el sentido norte-sur, al no disponerse del carril que se tomaron los constructores del portal de Metrolínea en el punto conocido como PQP.

Desde hace 8 años esa obra se encuentra abandonada. Con ausencia de la más mínima consideración por los usuarios y vecinos, la vía se invadió, colocando girones de tela polisombra verde para “proteger” a los transeúntes del peligro que ofrece un formidable hueco, hierros oxidados y unos cobertizos en madera carcomida que amenazan ruina y denotan la indolencia de sus responsables.

Como, al parecer, dicho proyecto no tiene perspectiva de solución, sería razonable acatar algunas voces ciudadanas que aconsejan demoler las precarias estructuras levantadas, rellenar la excavación, restablecer el carril destruido y ubicar un cerramiento medianamente estético que resguarde, de la vista pública, las incapacidades y vicios de nuestras autoridades que allí se reflejan.

Los accidentes, la intransigencia de los conductores de autos y motos, las fallas mecánicas de los vehículos y la falta de cultura cívica, también son factores que agravan la movilidad, ante los cuales sería positiva ayuda la adecuada y oportuna intervención de personal de las direcciones de tránsito.

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