Alvaro Ordoñez
Dolor de país
Es lo que siento en estos momentos, me duele en el alma ver al país sumido en un caos, me duele ver la destrucción de nuestras ciudades, la imposibilidad de trabajar y el irreparable daño a las empresas, me duele ver el maltrato a los policías y me duele profundamente la utilización de los jóvenes para enfrentarlos con sus hermanos y colocarlos de carne de cañón. La protesta es válida pero la forma le quita legitimidad.
Los líderes deben ser responsables, así como fue inoportuno seguramente el momento y la aspiración de la famosa reforma que sirvió de chispa para esta debacle, también es inoportuno, por decir lo menos, mantener este estado de cosas, lo responsable es entender que el mensaje se envió y fue recibido y llamar a la calma y el diálogo, esa es la única forma de solución. Es el momento de renunciar a los intereses individuales en función de los intereses del país completo, de todos y con la certeza de que quizás todos tenemos mucho que dar y de alguna forma alguna responsabilidad en nuestra oscura realidad social y económica.
Es el momento de la grandeza, los políticos, los empresarios, los trabajadores, los educadores los padres de familia y los jóvenes, debemos hacer un alto en el camino y entender que no se trata de ganar elecciones o de ostentar el poder en el futuro, se trata de aceptar que el estado es un estado semi fallido y carcomido por grandes males que nos llevan a la pobreza, la inequidad, el subdesarrollo y nos nublan la razón metiéndonos en una absurda lucha de ideas de derecha o izquierda o de Juan contra Pedro.
No ataquemos los síntomas, ataquemos la enfermedad, allí seguramente encontraremos la solución, resolvamos de una vez por todas temas como la corrupción y la impunidad, la falsa cultura del dinero fácil, la necesaria relación entre los derechos y los deberes aceptando que existe una deuda social que debe ser corregida pero que los estados asistencialistas terminan deteriorando la calidad de vida de sus pueblos.
Hoy debemos reunirnos para encontrar un liderazgo basado en la justicia, la honestidad y la pasión por el servicio.