Nuestros deportistas merecen un aplauso cerrado por su presentación en los Juegos Nacionales y todos los torneos a los que asisten, porque logran vencer a sus rivales en las pistas de competición, y también la irresponsabilidad e incompetencia de nuestra dirigencia.
Alvaro Ordoñez
Mentiras y más mentiras
Salió el señor Presidente muy orgulloso a tirárselas de demócrata invitando a los partidos, a los gremios a la academia y a los ciudadanos para hacer propuestas de alternativas al adefesio de reforma que su súper ministro le preparó, disfrazándola de una alta sensibilidad social, la necesaria y urgente decisión de convertir al estado colombiano en un estado deficitariamente asistencialista. Y digo deficitariamente porque con los montos propuestos y los métodos para llevar las limosnas ofrecidas a las clases menos favorecidas, nunca llegaremos a quienes en realidad los requieren, ni mucho menos proveeremos los medios para salir de la pobreza, por el contrario seguramente terminarán convertidos en un nuevo modelo de corrupción y mal manejo de lo público por parte de los politiqueros de turno. Una más de sus grandes mentiras.
Pues bien, al mejor estilo de la mayoría de nuestros gobernantes se hizo el sordo, múltiples propuestas y casi súplicas le llovieron para que se retirara la reforma, incluso su jefe político hizo una muy interesante clara sencilla y verdadera, pero pudo más la fuerza supongo yo de la soberbia que el sentido común y la sensatez que deben acompañar al estadista y gobernante, le sirvió en plato de plata la oportunidad a los amigos de la protesta permanente y después trató de impedírsela bajo el buen criterio de la necesidad del cuidado de la salud, lo que a todas luces se sintió como una mentira más.
Nos acostumbramos a recibir mentiras y engaños, desde las promesas para ser elegido, su aparentemente firme convicción en lo referente a la consulta anticorrupción, una mentira más, pues después del circo que montó con un proyecto de ley al respecto se olvidó de la esperanza de más de once millones de colombianos, su promesa de no dar el brazo a torcer con relación a la mermelada hacia el Congreso y los partidos, la esperanza de llevar a los organismos de control a personas cuya única convicción y motivación deberían ser los más altos valores éticos y morales y tantas más mentiras que nos deja este gobierno.
La historia lo juzgará, la pandemia no podrá ocultar su fracaso.