Los enormes desafíos empresariales en estos tiempos de cambio y de sostenibilidad ambiental abarcan por igual la inteligencia artificial, la volatilidad política, los cambios demográficos y tecnológicos, las oleadas de inmigración y la economía digital, todo lo cual se transforma en mayor incertidumbre. Los presidentes de empresas se ven, así, abocados a transformaciones permanentes en múltiples escenarios, que los obliga a moverse como camaleones en la jungla de los negocios.
Para mantenerse vigentes, los líderes empresariales de hoy deben evolucionar de manera constante para perdurar al frente de sus empresas y negocios de suerte que estos paladines de nuestro tiempo puedan dirigirlas de arriba hacia abajo y comprometerse con resultados de abajo hacia arriba. Para ello, los empresarios deben desarrollar modernas técnicas de administración que vayan más allá de la rentabilidad y la sostenibilidad, que les permitan comprender, y por tanto, compenetrarse seriamente con la base laboral de sus compañías.
En esta era, los funcionarios y empleados gozan de la mejor educación de todos los tiempos, factor diferenciador que les permite, a los capitanes de industria, apoyarse como nunca en una plataforma laboral educada y compartir la visión y la información correspondiente para cimentar un mejor futuro empresarial.
La administración incluyente e inclusiva, que comparte con sus empleados, desencadena la creatividad y la buena voluntad de la gente, de tal forma que todos reman, como uno solo, en la misma dirección. Al compartir la visión y los objetivos de la alta gerencia con los empleados de todos los niveles, se genera un escenario de innovación y de administración por objetivos que aproxima a las empresas al cumplimiento de las metas propuestas.
De acuerdo con una encuesta de Egon Zehnder de 2019, los presidentes de compañías globales apoyan ambiciosos objetivos, que incluso van más allá del simple éxito de sus negocios o la consolidación de su legado. El 93 por ciento de los empresarios considera que lo importante es generar un impacto en la sociedad, mientras que el 62 por ciento favorece la creación de una cultura con valores y contenido.
