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Andrés Espinosa Fenwarth
Martes 29 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Mejoras de productividad y desigualdad

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Desde hace 40 años, el Foro Económico Mundial publica informes anuales en materia de competitividad, que en esta ocasión, incluyen recomendaciones de política pública para mejorar la productividad y reducir las desigualdades generadas por la globalización.

Las cuatro áreas más promisorias para la intervención estatal son las siguientes: 1. Aumento en la igualdad de oportunidades. La desigualdad de oportunidades y de ingresos conforman un nexo circular perverso, que se puede quebrar con mayor crecimiento económico. En efecto, entre los factores que pueden crear un ciclo virtuoso, encontramos las políticas de familia (licencias de maternidad y cuidado infantil), el acceso equitativo a los sistemas educativos, la atención médica de calidad, los procesos meritocráticos para acceder a un empleo justo y digno, y las redes de seguridad social para hogares con dificultades temporales. Todo ello puede contribuir a la formación de una sociedad más justa y próspera. 2. Fomento de la competencia leal. Una aplicación más estricta de las políticas antimonopolio y una reducción de las barreras de entrada empresarial son importantes para el desarrollo económico, especialmente si comprenden enfoques prácticos que aborden los problemas de competencia sin sofocar la innovación. 3. Actualización y simplificación del régimen tributario. El Foro Económico Mundial recomienda una mayor progresividad fiscal, que mejore el recaudo, pero que no asfixie a los empresarios, lo cual debería permitir una mejora en la distribución de ingresos, que sea más equitativa, sin afectar la actividad económica ni la productividad. En cuanto a los impuestos corporativos, las soluciones deberían tener en cuenta la complejidad y las tasas aplicadas de la arquitectura fiscal a nivel internacional, la creciente importancia de los activos intangibles y la economía digital. 4. Fomento de las inversiones que mejoren la competitividad. En la medida en que la política monetaria pierde eficacia -o relevancia- en el contexto macroeconómico, una política fiscal inteligente, dirigida hacia inversiones que mejoren la productividad en infraestructura, educación e innovación, podría revivir el crecimiento de la productividad, apoyar el empleo y ampliar la demanda agregada, asuntos todos recomendables para promover el crecimiento y la igualdad.

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