En días pasados en este mismo espacio se hablaba de las medidas de emergencia que recientemente tomaron las autoridades municipales...
El sueño de una ciudad
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Acabo de devorar los seis capítulos disponibles de la serie ‘Six dreams’; la reciente apuesta de Amazon para consolidar su exitoso servicio multimedia, Amazon Prime. Más allá de la calidad técnica, el formato o la increíble puesta en escena de la serie, su emisión constituye un hecho sin precedentes en la historia del fútbol. Se trata de un convenio firmado entre la Liga Española y la empresa que ha convertido a Jeff Bezos en el hombre más rico del mundo, para generar contenidos de primer nivel. El resultado está disponible en su plataforma digital y es un producto que aparte de entretenernos con una cámara que se pasea sin restricciones por las intimidades de los camerinos, la vida de los jugadores o los altibajos por los que deben pasar entrenadores, directores deportivos, presidentes de clubes y propietarios, nos permite sacar conclusiones sobre el deporte, la vida, la sociedad etc. A mí me confirmó una sospecha que venía masticando hace rato bajo la perspectiva del marketing: Desde hace más de 20 años se viene hablando en universidades, agencias de publicidad, sectores gremiales, gobiernos y medios de comunicación del ‘city marketing’, que no es otra cosa que una herramienta que plantea los términos en los cuáles una ciudad puede venderse al mundo. Esta herramienta, que en un principio resultaba exótica por cuanto planteaba un escenario en el que las ciudades se posicionarían sobre los países ha demostrado su valía en procesos de construcción de marca para ciudades como Los Angeles, Londres, Barcelona, Amsterdam, Nueva York, Dubai o París. En ese escenario aparece el fútbol como el vehículo más poderoso con que cuenta una ciudad para vender de manera creíble y eficaz un proceso de marca región. Entonces vemos proyectos como el del Eibar, un modesto club de la Liga Española, radicado en una ciudad con apenas 27 mil habitantes, que no existía para el mundo hasta antes de que su club hubiese ascendido a la primera división. O el Athletic de Bilbao, que solo juega con jugadores del País Vasco, y ni hablar de cómo el Barcelona Fútbol Club ha contribuido a su ciudad. Cabría preguntarse si no es hora de que el Atlético Bucaramanga cambie de manos y vuelva a ser patrimonio de los santandereanos.