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Andrés Peralta Goelkel
Viernes 28 de diciembre de 2018 - 12:00 PM

Muchachos: Ustedes son el futuro del país

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aperaltagoelkel@gmail.com

De mi época de estudiante en el colegio San Pedro Claver, llevo siempre presente aquella frase que me fue repetida una y otra vez por profesores, monitores prefectos y rectores: “Muchachos, ustedes son el futuro del país”.

Y es que el mundo termina convirtiéndose en aquello que las hoy llamadas generaciones del futuro son capaces de imaginar, crear y desear. Dos ejemplo sencillos para ilustrarlo: a finales de los años 70 y comienzos de los años 80, si querías enviarle un mensaje a alguien, tenías dos caminos, o bien ibas hasta las oficinas de una empresa oficial especializada, en donde comprabas las estampillas y pagabas el envío certificado de tu misiva, o podías hacerlo tú mismo. Esto es, que atravesabas la ciudad con tu sobrecito perfumado en la mano, y lo entregabas personalmente a quien correspondiera. Por supuesto que existía también la opción de llamar por teléfono al destinatario(a) para expresarle de viva voz, nuestro mensaje. Pero era incomodo, en especial para un adolescente. En primer lugar se trataba de telefonía fija, es decir tus llamadas o podían estar siendo monitoreadas por alguien desde cualquier extensión en casa, o peor aún, podían ser intervenidas por papás, hermanos o amigos, para recordarte algún oficio pendiente, burlarse de ti, o reprenderte por la duración y el costo de la llamada. Los menores de entonces, soñábamos con una comunicación privada, económica, sin cables, y sofisticada, algo que parecía imposible.

Y ni qué decir de aquellos viajes familiares por carretera en los 80. Horas y horas de vías en regular y pésimo estado, derrumbes interminables, trochas absurdas; los cassettes de música colombiana o tropical de los papás que sonaban sin parar, y la pregunta repetida insistentemente por los más chicos desde los asientos de atrás: ¿Ya vamos a llegar? Juro que en aquella época los niños de entonces soñábamos con algo que a los mayores les parecía un sueño sacado de un decálogo futurista: ¿Y qué tal si los carros de los papás tuvieran pantallas de televisión en donde uno pudiera ver cosas entretenidas mientras ellos manejan? Algún día, algún día.

Muchos de los grandes inventos de hoy, fueron gestados por las mentes libres de los más niños; de los menores de otra época. De ahí la importancia de oír y soñar el mañana junto a nuestros hijos, sobrinos, alumnos, amigos, y menores de edad en general. La “generación del futuro” de esta época ya está aquí, y viene hablando claro, entre otras cosas, de temas como el control de la vida a partir de la genética, y la conquista del espacio, ¿nos animamos a escucharlos?

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