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Carlos Chaverra
Viernes 20 de marzo de 2020 - 12:00 PM

Aprender y desaprender

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EL primer escenario llamado “amanecerá y veremos” muestra un país que se hundió en el caos. Deja la enseñanza de que lo peor que se puede hacer es no hacer nada. El segundo escenario “más vale pájaro en mano que ciento volando” muestra un país bajo la presión de los actores armados donde el Estado y la sociedad deciden que ha llegado la hora de dialogar, porque “en definitiva es mejor un mal arreglo que un buen pleito”. “Todos a marchar” fue el nombre que le dieron al tercer escenario y muestra cómo fue necesario imponer un gobierno fuerte que pusieran orden y superara el caos institucional. Finalmente, el último escenario era el de “la unión hace la fuerza” donde se inicia un esfuerzo colectivo que se tradujo en profundos cambios de mentalidad individual y colectiva. Este era el año 1997 donde 47 empresarios y cabezas de distintas organizaciones se sentaron en Quirama, Rionegro a soñar lo que podría ser los escenarios de la Colombia del 2013. Seguramente estos empresarios nunca se imaginarían en sus distintos escenarios que medio país estaría hoy en simulacro de aislamiento ante la amenaza de pandemia que afecta al mundo.

“Aprender y desaprender es el escenario que estoy viviendo ahora” me comentaba un empresario amigo. Me llamo la atención la forma de decírmelo. No había en su tono miedo a la calamidad, aunque todo su patrimonio y trabajo de vida está en juego, ni la arrogancia del guerrero que cree todo lo puede, sino más bien la humildad de un líder consciente de que no hay lugar a perder la esperanza y que debe mantenerse luchando en el ruedo en un escenario plagado de incertidumbre. Escenario que obliga a escudriñar soluciones y no problemas, oportunidades en la vorágine de amenazas y compasión como antídoto a la tentación del “sálvese quien pueda”. No había culpables en su discurso. Omitió los “si tan solo se hubiera hecho antes esto o aquello” frase a la que usualmente acudimos para exculparnos o, peor aún, echar culpas. Y así me tuvo un buen rato explicándome escenarios de como su empresa pudiera transformarse para seguir sirviendo bien. Sin darse cuenta mi amigo me estaba enseñando a aprender y desaprender un invaluable regalo para estos tiempos aciagos.

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