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Carlos Chaverra
Viernes 22 de febrero de 2019 - 12:00 PM

Cuestión de dignidad

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“La más emocionante disrupción del siglo XXI no ocurrirá por la tecnología, sino por la cada vez mayor ampliación del concepto de lo que significa ser humano”. Con esta cita del futurista John Naisbitt, Donna Hicks Phd del Weatherland Center for International Affairs de la Universidad de Harvard, introduce su reciente libro (‘Dignity: Its Essential Role in Resolving Conflict’, Yale University Press 2018), sobre un tema que todos queremos tener pero que por múltiples razones se hace difícil de aplicar: la dignidad.

Para Hicks la dignidad no solo explica un aspecto de lo que implica ser humano, pero es igualmente un sello distintivo que toda la humanidad comparte. Todos queremos ser tratados de una manera en que se muestre que importamos y cuando no somos tratados así sufrimos, “la dignidad es un atributo con el cual todos nacemos, hace parte de nuestro valor”.

Para la autora el deseo de dignidad es universal y poderoso, es una fuerza motivadora de toda interacción humana- en las familias, comunidades y en el mundo de los negocios. Cuando la dignidad es quebrantada, la respuesta por lo general involucra agresión y violencia. De otra parte cuando se trata a las personas con dignidad (reconocer su identidad, inclusión, justicia, otorgar a la contraparte el beneficio de la duda, entre otros) se presenta mayor conectividad y la posibilidad de crear relaciones significativas. Algunos comportamientos anti-dignidad que cita la autora en su modelo: dejarse llevar por el mal comportamiento de otros, la mentira, tratar de quedar siempre bien, evadir responsabilidades, en especial cuando tratamos indignamente a otros, el deseo de aprobación externa, echar culpas y avergonzar a otros, resistir feed-back, la murmuración, posar de víctima, evitar sanas confrontaciones.

En nuestra frontera se vive hoy una lucha por la dignidad. Me pregunto cómo aplicaría Hicks su modelo cuando las partes se declaran dignas de la constitución bolivariana. Quizás la respuesta está en la que le dio el arzobispo sur africano Desmund Tutu a Hicks cuando trabajaron juntos en el conflicto de Irlanda del Norte. “Nadie tiene el poder de quitarnos nuestra dignidad. ¿Cómo crees que logramos derrotar el apartheid? Sabiendo que la dignidad esta solo en nuestras manos fue lo que nos sostuvo en los momentos más oscuros”.

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