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Carlos Chaverra
Viernes 09 de agosto de 2019 - 12:00 PM

La alegría de leer

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Se llamaba Knute Rockne. No tenía idea que se trataba de un legendario entrenador que se hizo famoso por ser el entrenador más influyente del futbol americano. Conocí de su vida porque el libro tenía letras grandes y una tapa de colores que hacían atractiva la lectura para un chino chiquito como yo. Recuerdo también que en la biblioteca del colegio había una serie completa de los 7 Secretos de Grid Blyton una prolífica escritora inglesa de literatura infantil. Era fácil para mi ser parte de este club de 7 que vivía las más misteriosas aventuras. Libros de grandes personajes de nuestra historia se hacían vivos en mi mente de niño y podía disfrutarlos sin la prevención y cortapisas que a veces trae la madurez. Mi padre logró descifrar que la lectura sería un lenguaje del amor que podíamos compartir y desde chico me traía cuentos y comics que empastábamos y leíamos juntos. Rico Mcpato, Archi, Batman, Superman y otros similares desfilaron por nuestros ojos.

Un profe de español me compartió lecturas de Torcuato Luca de Tena y José Luis Martin Vigil, que me permitieron enfrentar mi adolescencia con otras herramientas. Sin duda, para los temperamentos tímidos y callados que hacen difícil esos años juveniles un libro siempre era una buena compañía. Llegó la época de Herman Hesse, Ernesto Sábato, Albert Camus y demás, que la verdad contribuía más a mis angustias y soledades, pero igual mostraban de alguna manera luces en la oscuridad. En la Universidad me dio por los clásicos y por supuesto me deje llevar por las delicias del boom latinoamericano donde Vargas Llosa se convirtió en uno de mis favoritos.

Todavía conservo la manía de oler los libros (algo que nunca podrá lograr Amazon) y no hay mayor placer que pasar horas enteras en una librería. Después de tantos años siempre iniciamos nuestras conversaciones con mi padre alrededor de un libro, lo cual muestra que construimos un lenguaje del amor imperecedero que hoy el transmite a sus nietos y yo lo haré a los míos. La alegría de leer, una oportunidad de mantenerla viva en Ulibro una bella e importante iniciativa de la UNAB. No dejemos de ir, encontraremos grandes tesoros y amores escondidos.

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