Publicidad

Carlos de Hart
Viernes 18 de noviembre de 2022 - 12:00 PM

Aprendamos a valorar y respetar nuestras empresas

Compartir
Imprimir
Comentarios

Esta semana se aprobó en el Congreso la reforma tributaria. De nada sirvieron las advertencias que los gremios empresariales y un sinnúmero de expertos hicieron sobre los efectos nocivos que este proyecto de ley traería sobre la economía en la medida en que asesta un duro golpe contra la inversión y la confianza de los mercados en el país, con los subsiguientes efectos en devaluación del peso, inflación, desempleo y pobreza.

Ese escenario se puede ver agravado si, además, como parece, el Gobierno dedica los recursos de la reforma a incrementar el gasto con iniciativas populistas, más orientadas a fines electorales, en lugar de reducir el déficit fiscal.

Sobre el trámite y aprobación de la reforma tributaria, invito a mis conciudadanos a ‘anotar y recordar’, de cara a futuras elecciones, la cuestionable actuación de los partidos Liberal, Conservador y la U.

Al Gobierno no solo no le bastó con denigrar de las opiniones de los gremios; algunos ministros llegaron incluso a pedir la cabeza de presidentes gremiales que les resultaban incómodos. Gravísimo precedente que atenta contra los pilares fundamentales de la democracia y deja ver el talante autoritario de este Gobierno.

Y lo más triste: todo esto se hizo a partir de la construcción de una narrativa falaz en la que señalan al empresario como el malo del paseo. El explotador y deshonesto ciudadano que debemos erradicar o, como mínimo, castigar con más impuestos (sin saber que ya teníamos una de las cargas tributarias más altas del planeta).

Creen que los empresarios no tienen alternativa distinta a invertir en Colombia y desconocen que los países compiten entre ellos por atraer inversión.

No son conscientes de que están matando a ‘la gallina de los huevos de oro’ y, de paso, pegando un tiro en el pie pues, más allá de la invaluable contribución social de la mayoría de empresarios, son las empresas las que aportan casi la totalidad del PIB, el empleo y el presupuesto nacional con el que se financia todo el sector público y programas sociales.

No dejemos que siga haciendo carrera el discurso de que las empresas son nuestras enemigas. ¡Son lo contrario! ¡Valorémoslas, respetémoslas, defendámoslas y apoyémoslas!

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad