Son muchos más los aspectos ampliamente favorables que se desprenden de esta nueva realidad económica que en el último año han forjado básicamente nuestros empresarios, a quienes hay que felicitar sin egoísmos y animar sin temores, para que continúen por este camino.
Claudia López
La tarea del 2017: trabajar para vencer la corrupción
Empezó un nuevo año y, sin duda, son demasiados los retos que se vienen frente a un panorama político que empieza a dibujarse con miras a las elecciones de 2018. Postulaciones, discursos, promesas y toda clase de alianzas se llevarán a cabo para arrancar la batalla hacia la Presidencia; escenario donde no sólo toca estar vigilantes, sino además propositivos y con los argumentos suficientes para dar la batalla.
Ante una Colombia que logró terminar la guerra y desarmar a las Farc, se viene una oportunidad de trabajo enfocada en los verdaderos problemas del país y en las necesidades de las regiones. Es momento de hacerle frente a la corrupción y a la politiquería que tanto daño nos ha hecho y que ha dirigido tranquilamente sin ningún tipo de control desde la presidencia, los ministerios, las alcaldías, gobernaciones y el mismo Congreso.
La tarea es dura y no depende de una sola persona cambiar a este país, por eso es importante integrar a los que no se ven representados, a los que dejaron de participar democráticamente, a los que pueden votar por primera vez y a todos los que están absolutamente cansados de la clase política tradicional, las maquinarias y la mermelada. Es importante formar una coalición ciudadana activa, con propuestas, transparente y con la voluntad de cambio.
Solamente para 2013 la corrupción le costó al país 14 billones de pesos, y casos como el de Reficar representaron una pérdida de 8 billones. Y como si fuera poco, a los colombianos les meten goles como la pasada Reforma Tributaria que subió el IVA del 16% al 19% y después les hacen un insignificante aumento del salario mínimo. Llegó el momento de decir ¡No Más!, esto tiene que parar, porque no podemos seguir sosteniendo los descaros y malgastos de los que gobiernan y nos debemos unir para castigar y domesticar de una vez por todas a la clase política.
Desde este año la meta es empezar a hacerle frente a aquellos que personalizan la corrupción, el abuso del poder y la trampa, es el momento ideal para lograr desarrollo en las regiones, para que la ciudadanía no tenga miedo de decidir y tome decisiones más responsables. El soborno, la compra de votos, el clientelismo, las alianzas amañadas entre el sector público y privado deben acabarse, porque de lo contrario de nada habrá valido el esfuerzo y sacrificio que hemos hecho por acabar con la guerra.