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Cristina Plazas
Sábado 11 de julio de 2020 - 12:00 PM

Conejo al medio ambiente

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En el gobierno del Presidente Santos se anunció con bombos y platillos la aprobación del impuesto al carbono en la reforma tributaria como una de las principales estrategias para la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, culpables del cambio climático.

Esta reforma establecía expresamente las actividades ambientales en que se debían invertir los recursos recaudados por el impuesto; pero ese mismo gobierno lo modificó en la ley de páramos al verse corto de recursos para la implementación del proceso de paz, quitándole la competencia al Ministerio de Ambiente para definir los lineamientos. También se dispuso que los recursos entrarían al fondo Colombia en paz. Ese mico, que le hizo conejo al sector ambiental, estableció que solo el 30% sería destinado para actividades ambientales y el 70% restante a la implementación del Acuerdo Final para la terminación del Conflicto Armado con “criterios de sostenibilidad”.

Desde ese momento, expertos pusieron el grito en el cielo y advirtieron que los recursos no se verían invertidos para reducir la huella de carbono. Hoy, desafortunadamente, vemos que ese presagio se está cumpliendo.

Hasta la fecha se han recaudado 1,3 billones de pesos. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Dónde están los recursos?

Fuentes del Ministerio de Ambiente y de otras entidades del sector me confirman que no ha entrado un solo peso al sistema nacional ambiental.

El Viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño aseguró que el Fondo Colombia en Paz había destinado muchos de los recursos a programas de sustitución de cultivos cuyo objetivo es proteger el medio ambiente y evitar la expansión de estos.”

Hasta el momento no se ha demostrado que este programa haya generado ni sustitución de la coca ni protección de los bosques.

Expertos en cultivos ilícitos, como Daniel Rico, advierten que se está sobrestimando la relación entre la coca y la deforestación insistiendo que es la ganadería la que está tumbando la selva, por tanto la justificación de hacienda carece de validez.

Adicionalmente, no hay claridad en la contabilidad de la reducción de las emisiones nacionales y los compromisos de Estado con el acuerdo de París, al no contar con un registro claro y transparente que determine si existe duplicidad de la contabilidad de las emisiones y que se cumpla con estándares verificables y reconocidos.

La Procuraduría ha requerido en varias ocasiones al Ministerio de Hacienda y responden con evasivas; me cuentan que vienen investigaciones.

Se van a cumplir 3 años desde la creación del impuesto y no se ha traducido en una medida de protección ambiental, ni de implementación de la paz. En este momento es solo una medida de recaudo del Gobierno para tapar huecos fiscales.

Como se dice coloquialmente: el medio ambiente no pegó en el país. Mucho discurso y poca acción. Triste realidad.

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