Además de ser un reconocimiento público a la calidad de películas, actores, directores y técnicos, la estatuilla dorada que durante casi nueve décadas ha otorgado la Academia de Artes y Ciencias Audiovisuales de Estados Unidos, en los últimos años ha traído implícito un reconocimiento a la diversidad y a la esperanza de un cambio social positivo.
Sumergidos como estamos en la inmediatez de los acontecimientos que se desarrollan en nuestra vida cotidiana, a veces olvidamos que la realidad supera la ficción y que quienes escriben, actúan, dirigen y producen películas o trabajos asociados, en realidad están recreando y documentando el presente, exhibiendo una instantánea del pasado e incluso previendo el futuro, lo cual es siempre interesante.
En las nominaciones de este año, destaco dos producciones con las que me identifico y seguramente muchos lectores también: “Roma” de Alfonso Cuarón y el documental sobre la Jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg.
Roma, con bajo presupuesto y sin muchas pretensiones, logró reproducir de manera magistral y creíble la que puede ser la realidad de cualquier familia latinoamericana de clase media, utilizando espacios pequeños, reales y tan íntimos como multitudinarios.
El otro, con diez nominaciones, un documental sobre la vida de Ruth Bader Ginsburg, poco conocida en nuestro país, pero todo un referente en países anglosajones, durante su carrera profesional emprendió una verdadera cruzada en los tribunales contra los casos de discriminación, su enconado activismo en defensa de los derechos de las mujeres la ha convertido en un ideal de poder y autoridad para millones de personas de ambos sexos. Esta abogada poco común, aún hoy en día, ha inspirado a toda una generación de “millennials” americanos quienes la ven como un símbolo de oposición y esperanza, convirtiéndola en un inesperado icono de la cultura pop. El documental revelador de RBG como se la conoce, es el viaje personal de una mujer guerrera para llegar a la Corte Suprema de los Estados Unidos, en el que ha dejado un impresionante legado legal. Ella es considerada el ala liberal de la Corte.
En el 2016, en una entrevista que le hicieron en televisión, trató de “farsante” y “ególatra” a Donald Trump, asegurando que “no tenía coherencia consigo mismo”. La respuesta de Trump no se hizo esperar y pidió su renuncia. La Jueza se disculpó para demostrar imparcialidad ante la opinión pública. ¡Ahí les dejo!
