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Diva Criado
Viernes 24 de abril de 2020 - 12:00 PM

Solo mata a los viejos

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Decía Quevedo: “Todos deseamos llegar a viejos y todos negamos que hemos llegado”, pero ser viejo en estos tiempos, parece más complicado. No percibir la sutileza con que la sociedad utiliza mensajes subliminales para ningunear a los adultos mayores, olvidando sus valores y la experiencia de su conocimiento, es negarse a reconocer la evidencia.

Dan buena cuenta, políticos como el vicegobernador de Texas Dan Patrick, (70), haciendo comentarios abiertamente desobligantes. Insinuó, que los ancianos de América tendrían que estar dispuestos a arriesgar su salud para hacer resurgir la economía; o Jair Bolsonaro (65), Presidente de Brasil, que comparó a Italia con Copacabana, “Italia sufre más muertes por coronavirus porque tiene una población más vieja, similar a la de Copacabana”, para no mencionar otras perlas en el mundo.

Pero los medios y el personal especializado, también hacen un flaco favor a los adultos mayores, de por sí, agobiados por el paso del tiempo y sus consecuencias. La frase de, “el virus es letal para personas de avanzada edad y con patologías”, tienen al resto de la población relajada, porque “solo mata a los viejos”. ¡Demostrado que no, claro!

También sirve, para que algunos gobiernos, justifiquen la muerte de millones de ancianos, al no incluirlos en las cifras oficiales, examinando si dejan constancia de la defunción por coronavirus. Reino Unido, por ejemplo, no tiene en cuenta en los datos oficiales, fallecimientos ocurridos en centros para ancianos o en hogares, lo que hace pensar que la cifra de fallecidos podría duplicar el conteo.

Nadie niega que la información es importante y necesaria, pero también, muestra la incompetencia e indolencia de administraciones y personas encargadas de su cuidado. Las residencias de ancianos están siendo los lugares más castigados por el COVID-19, alcanzando cifras indecibles de contagio y fallecimientos.

Los geriátricos están en la mira. Este jueves La OMS, a través de su Director en Europa, Hans Kluge, presentó el informe “una tragedia humana inimaginable”. En él, revela que, más de la mitad de las muertes registradas por el COVID-19 en Europa, eran personas que vivían en residencias para mayores y que, su cuidado olvidado durante mucho tiempo.

Señaló que los ancianos, tienen derecho a recibir atención hasta el final de sus días, incluyendo el alivio de los síntomas, recibiendo medicación adecuada. Cada país debe invertir en sistemas de atención centrado en las personas, ofrecer servicios seguros y personal capacitado, debidamente protegido, mejorando la información que reciben las familias. Indicó que muchos no reciben el apoyo emocional y psíquico que tales visitas proporcionan, enfrentándose muchas veces a la amenaza del abuso y el abandono.

Imagino que se refiere -no es un secreto- a que, en los puntos más críticos del contagio, las comunidades más saturadas, rechazan derivaciones desde residencias a hospitales, dejándolos morir literalmente. ¡Ahí les dejo!

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