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Diva Criado
Viernes 21 de junio de 2019 - 12:00 PM

Vergüenza

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Cuando la mayoría de los colombianos esperábamos que se aprobara el tan anhelado Proyecto de Ley Anticorrupción, que, entre otras cosas, eliminaba la casa por cárcel para los funcionarios corruptos, sin mayores explicaciones, la confusión con el “conciliador” de la Cámara de Representantes no permitió que pasara.

Parece increíble la forma en que se hundió el proyecto, a pesar de haberse aprobado en el Senado y habiendo cumplido todos los debates en el Congreso, tan solo faltaba unificar los textos con lo ya aprobado.

Una cosa es cierta, quienes tenían en sus manos la obligación de legislar contra la corrupción perdieron la oportunidad de sentar un precedente y demostrar que también desde el Congreso de la República se pueden hacer las cosas bien; o al menos aparentar que se quieren hacer bien, en una institución que no se caracteriza precisamente por su buena imagen, ni muchos de sus miembros por ser ejemplo a seguir.

El funesto resultado de la fallida aprobación del proyecto y la rocambolesca historia alrededor de las razones para ello reafirman que la corrupción sigue reinando en Colombia, tal como lo revela el informe de mayo 19, sobre corrupción, presentado por Transparencia por Colombia. Pero lo peor es que demostraron que hay poco interés en combatirla. Una lectura distinta resulta difícil.

La supuesta confusión del Representante elegido para conciliar el proyecto y la decisión de dejar la sesión en receso por un partido de fútbol pareciera una demora hecha a propósito, con el único fin de dilatar el proceso y agotar el tiempo para que el proyecto no pasara. Pero ¿a quién o a quienes beneficia? Las evidencias saltan a la vista. Realmente se trata de una burla grotesca al propio Congreso y al país.

¡La contundencia de los hechos son una verdadera vergüenza! Y claro, no es vergüenza ajena, en realidad es una vergüenza de país, porque los congresistas no se eligen solos.

Los once millones de colombianos que acudimos a las urnas para expresar nuestro rechazo contra la corrupción seguiremos esperando.

Pero la tarea no comienza ni termina en el Congreso, implica que cada ciudadano sea consciente de su responsabilidad al momento de votar y elegir a quienes serán sus representantes. Mientras eso no pase, cualquier crítica es llover sobre mojado.

¡Ahí les dejo!

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