A Colombia la atraviesa, casi en su totalidad, la Ruta Nacional 45 que es una vía troncal que va desde la frontera con Ecuador,...
Abandonos
No tiene el alcalde la culpa, él no las construyó, pero su falta de iniciativa a pesar de que una jueza ordenó “levantar” de la ciudad las ciclorrutas deja mucho que desear. Estos carriles fueron una inversión inútil y hecha para otro tipo de sociedad y otra ciudad (una mala copia). Un proyecto que queriendo ser innovador terminó afectando la calidad de vida de los ciudadanos. Con todo ese dinero invertido no hemos obtenido ni una solución recreativa ni de descontaminación, sino todo lo contrario. Y mientras tanto la inseguridad se tomó la ciudad, a la que alguien llamó cruelmente la “Sinaloa suramericana”. Casi 15 mil millones en diseños caprichosos de sus casi 20 kilómetros que han terminando en el abandono como muchas otras inversiones de la ciudad. Una jueza ya se pronunció al respecto: “reajustar” el trazado de la ciclovía.
Ahora bien, a pesar de la orden de la jueza, el alcalde no ha bajado de las nubes y hasta ahora no ha hecho nada porque la vanidad no lo deja, incluso sabiendo que como dice la togada, el diseño infringe “las normas urbanísticas del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad”.
Además agrega la sentencia: “la ciclorruta de Bucaramanga vulnera el derecho colectivo a la realización de las construcciones y edificaciones. Es por esto, que a más tardar en un mes, la administración municipal debe presentar un informe con las alternativas para solucionar esta situación”.
Por su parte, el alcalde ha dicho que lo están mirando y que fue un proyecto hecho “a la brava y a las patadas” y que se trata de “un sistema que es muy importante, sin duda”, pero que ciertamente no puede pasar “por encima del bien colectivo”. ¿Y entonces por qué no toma ninguna medida al respecto?
Lo que se buscaba con la introducción de bicicarriles en la ciudad era promover hábitos de vida saludable, luchar contra la agobiante congestión y lograr un mejor aprovechamiento del espacio público, y no se logró. Esto por sus malos diseños, por la inseguridad, el abandono (como el Centro de Desarrollo Infantil, CDI, después de gastar 4.700 millones) y en general los malos manejos del municipio. Los bicicarriles, no usados por nadie por su planteamiento, son otro obstáculo más que tienen que enfrentar los peatones de esta ciudad.