Publicidad

Donaldo Ortiz Latorre
Domingo 05 de junio de 2022 - 12:00 PM

Acudamos a los sabios

Compartir
Imprimir
Comentarios

Si consultáramos para estas elecciones no solamente a los astrólogos sino también a los sabios, como lo hacían los griegos o las tribus primitivas, a los Camus, a los Sartres, a los Aristóteles, tal vez encontraríamos más rápido una salida para este país lleno de tribulaciones y con infinitos problemas.

Albert Camus distinguía “entre el diálogo y la polémica”. Con el diálogo buscamos el acuerdo y la verdad, porque no puede haber vida humana sin verdad y sin entendimiento mutuo. El problema es que muchas veces el diálogo es “remplazado por la polémica y el insulto”, por los monólogos tumultuosos y destructivos. Es como una guerra a muerte donde solo prevalece la mentira y la ruina. Por eso nosotros, como Nación, necesitamos el “diálogo reflexivo”, para no seguir considerando al adversario, como hasta ahora, un enemigo. “La posibilidad de un mundo mejor parece frustrada por las polarizaciones”.

Ese mundo de polarizaciones de Camus no ha desaparecido, se ha acentuado todavía más y como país debemos escuchar a los sabios que tenemos para construir lazos y aclarar el entendimiento del colombiano.

Cómo no desear lo mejor para nuestro país donde reina la iniquidad y donde dicen las estadísticas y tanto Gustavo Petro como Rodolfo Hernández que existen 22 millones de personas con hambre. Eso hay que cambiarlo. Cómo no fortalecer nuestra democracia con diálogos buscando la verdad que es lo que más temen los que han llevado al país al desastre y a tener tanta gente en la pobreza. Hay que tratar al opositor con respeto y no negando la humanidad como lo hacen con rabia muchas personas. Colombia, dice un amigo, necesita educación como Corea o Malasia, que en 25 años le dieron la “vuelta a la condición social de sus habitantes”. Reemplazar el narcotráfico que ha matado y corrompido todo.

Borges exige: que sean éticos para construir el mundo con ética, que no tengan el hábito de mentir, el hábito de sobornar, el hábito de sonreír todo el tiempo, el hábito de la popularidad. Y recuerdo que también dice Borges: “Lincoln, después de haber ganado las elecciones en los Estados Unidos, no cumplió con los que había prometido durante la campaña: liberar a los negros inmediatamente. Entonces una persona le reclamó, y él sonriendo, por supuesto, le contestó: bueno, eso yo lo dije durante mi campaña, pero esas cosas los políticos las prometemos y luego es imposible cumplirlas”. “¿No les parece una inmoralidad?”

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad