lunes 22 de mayo de 2023 - 12:00 AM

El corazón del barrio

Muchos, sino todos, tenemos un recuerdo común: haber entrado a una tienda de barrio. A las tiendas nos enviaban por algo y el mandado no se aplazaba. En la tienda nos encontrábamos con los amigos, intercambiamos la colección de láminas del álbum del momento o jugábamos, y volvíamos a la casa solo pasado un rato.

Era (es) el punto de encuentro sobre todo de los jóvenes , la oportunidad de hablar del colegio o de las vecinas, de planear la fiesta y el paseo. Era el sitio donde se concentraba la actividad y la vida del barrio, y todavía hoy se resiste a dejar de serlo, a pesar de que la población se ha visto tan empobrecida. Cada vez hay más pobres y menos clase media, cada vez es más costosa la vida. ¿Por qué la tienda es el punto de encuentro social y de comercio de una comunidad? ¿Qué misterios rigen esa economía que sobrevive a pesar de la competencia masiva y poderosa de las cadenas de supermercados? Ese combate entre “hormigas y elefantes” les dio su originalidad a las tiendas de barrio y dicen que en Bucaramanga hay alrededor de 15 mil tiendas de barrio luchando cada día y con desventajas contra las grandes superficies “que amenazan con llevarse la clientela”.

A pesar de esa desigual lucha, estos pequeños empresarios viven y entienden las necesidades de sus clientes, que también son sus amigos y compadres y que están a una casa o a media cuadra. Allí, en esa economía no cabe sino el servicio (las tiendas son un modelo de orden, todo es limpio y sencillo).

La tienda de barrio es una reina y esperemos que lo sea por mucho tiempo porque la sostiene no solo el comercio sino las relaciones socioculturales que posibilita en los barrios. Es sobre la amistad y el servicio en que se apoyan, sobre la “ñapa”, sobre fiar, ser el correo del barrio y otras funciones que crean lazos. En los sectores populares y de ahí su fortaleza, son los proveedores diarios de los productos de la canasta familiar con crédito de confianza. Todo al menudeo, una copa de aceite, dos onzas de arroz, 1000 pesos de tomate, un banano, una mestiza y la sonrisa de la dueña o el dueño. Relación con corazón como lo son las plazas de mercado, un lugar de intercambio del pueblo. Vivan ellas!!

Autor
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí­ se expresen.
Otras columnas
Publicidad
Publicidad
Publicidad