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Donaldo Ortiz Latorre
Domingo 23 de octubre de 2022 - 12:00 PM

El discurso de la conectividad

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A fuerza de fatigar la escritura como si estuviéramos haciendo una plana, insistimos en que nuestras carreteras son muy frágiles y enclenques. Vanguardia lo dice: falta, el 88% de obras de la vía Bucaramanga–Pamplona que fue entregada por $618.251 millones el 22 de abril de 2016 con gran publicidad y con estas palabras: “Esta es una gran noticia no solo para los Santanderes, sino para la CONECTIVIDAD vial de todo el país. Comprometimos nuestra palabra con la ciudadanía y la DIRIGENCIA de Santander y de Norte de Santander y estamos cumpliendo como lo demuestra la adjudicación de la Autopista 4G que va a generar “miles” (comillas nuestras) de empleos en su construcción y a impulsar la productividad regional”. Todos aplaudieron, pensaron en sus propios negocios, hicieron sumas y abrazaron al vicepresidente de la época, Germán Vargas Lleras. Pero los que sumaron para sus negocios se dan cuenta que pasado el tiempo ni “miles de trabajo ni se impulsó la productividad regional”. Nada fue así porque todo fue un globo de aire. Y esa “DIRIGENCIA” de Santander y Norte de Santander, olvidándose de la carretera por el Alto del Escorial con sus terrenos comprados ahora tampoco levanta los brazos para defendernos como los levantaron aplaudiendo al vicepresidente, ese que golpeaba a su guardaespaldas. La palabra no se cumplió porque era para una fotografía solamente. Como dice Eric Sadin, la vida se volvió una pantalla, algo trivial.

Este invierno casi apocalíptico y largo tiene a Santander amenazado. “Las lluvias han provocado inundaciones y emergencias en 42 municipios del departamento”. Con cada aguacero nuestra conectividad se diluye. Carreteras interdepartamentales bloqueadas como ayer la del Socorro-San Gil o la de Zapatoca-Galán (la de Curos-Málaga ni hablar que desde 1923 está en construcción). La de Barrancabermeja es otra tragedia de la ingeniería porque su historia es: cientos de veces obstruida, cientos de veces derrumbada.

El 22 de octubre cierre total de la vía entre San Gil y Socorro y la de Puente Nacional también, además de las inundaciones de los pueblos ribereños del Magdalena Medio tan olvidado por décadas y tan empobrecido por corrupción y falta de inversiones reales.

Y seguimos hablando de “conectividad”. Reclamemos a la “dirigencia” que aplaude inauguraciones y solo se contenta con las migajas que caen de la mesa. ¿Y el tren?

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