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Donaldo Ortiz Latorre
Domingo 03 de abril de 2022 - 12:00 PM

Eliminados

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a semana pasada referimos que en la conversación a escala realizada mediante la plataforma Tenemos que hablar Colombia se detectó que los ciudadanos, luego de identificar los urgentes problemas pendientes de solución en nuestro país, manifestaban gran tristeza al no poder establecer personas e instituciones idóneas para emprender los cambios necesarios.

Una desolación similar se advierte con la eliminación de la selección tricolor de la Copa Mundial de Fútbol Catar 2022. Por estos días los expertos en el tema, que somos todos los colombianos, hemos intentado precisar las razones que nos llevaron a esta frustración. Ahora estamos abocados a que los correctivos corresponden únicamente a la Federación Colombiana de Fútbol, controlada por conveniencias mercantilistas, cuyos dignatarios gozan de marcado desprestigio.

Se anotan como graves errores la desvinculación del argentino Pékerman, quien nos llevó a clasificar a dos torneos orbitales; al parecer, dado su carácter y profesionalismo, no permitió injerencias en el manejo de las convocatorias y alineaciones del equipo. Luego se presentó una indeseable interinidad; y a continuación se designó un técnico que, según comentaristas, ante el alto grado de exigencia a sus dirigidos suscitó una insólita confabulación de los futbolistas quienes provocaron dos estrepitosas derrotas y su retiro. El actual timonel no logró dar al conjunto la estructura y efectividad debidas y rubricó el doloroso resultado que hoy sufrimos.

Frente a esta circunstancia, es elemental preguntarse sobre los reales intereses que mueven a jugadores, seleccionadores y directivos. No es tarea fácil alinear las diferentes pretensiones, y es lamentable que mientras la inmensa mayoría de los aficionados piensa en el triunfo del país como la motivación más noble, esta se vea sustituida por conveniencias, falta de compromiso y afán de negocio de sus protagonistas.

Estamos ante el mismo fenómeno que se presenta en el ámbito público, cuando las instituciones pierden credibilidad por la carencia de autoridad moral de sus integrantes. La Selección es mucho más que la representación de una cerrada entidad. El pésimo ejemplo de algunos administradores, deportistas y entrenadores constituye funesto aporte al proceso de degradación que se ha tomado a buena parte de nuestra sociedad.

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