Si en alguna zona se puede ver en qué medida no ha funcionado el proyecto de Paz Total que intenta implementar el presidente...
La inmortalidad
El historiador y filósofo Yuval Harari dice en su libro Homo Deus: “son las ciencias de la vida las que han llegado a la conclusión de que los organismos son algoritmos”. Y continúa en las páginas siguientes: “la medicina del siglo XX aspiraba a curar a los enfermos. La medicina del siglo XXI aspira cada vez más a mejorar a los sanos”, cosa que se logrará, dicen los científicos, cruzando la información entre las ciencias biológicas y la informática. Vamos tras la medicina de precisión. Los diagnósticos y tratamientos serán cada día más perfectos. Las “máquinas nos leerán” el organismo y sabrán de qué padecemos o padeceremos.
Recientemente, científicos de la Universidad Sídney y de la Universidad de Boston diseñaron “una herramienta que utiliza los principios de la IA con el objetivo de diagnosticar Parkinson antes de que aparezcan los primeros síntomas en los pacientes”. Se pueden adelantar con la inteligencia artificial a la aparición del temblor en las extremidades diseñando biomarcadores presentes en la sangre. La medicina también podrá adelantarse a los infartos de miocardio con el uso de algoritmos, según un estudio del que hace eco la revista Nature Medicine en el que se llegó a determinar el tiempo en el que el infarto tendría lugar. 10.286 personas en seis países de todo el mundo fueron estudiadas y se halló que este método ofrecía una eficacia de 99.6 por ciento. Una realidad a la mano del hombre.
La inteligencia artificial “brinda información que no es obvia” y servirá generosamente como instrumento para tratar infecciones virales, cáncer o artritis optimizando el diseño de anticuerpos. Asimismo en EE. UU., exactamente en Chicago, el centro médico Elmhurst Memorial incorporó dos robots-enfermeros “para superar la crisis de personal motivada por las bajas sin reemplazo por COVID”. Estos robots ayudaban a los profesionales humanos a repartir medicamentos y diversos suministros por las instalaciones. “Las máquinas ofrecen cifras sorprendentes: han realizado 1.800 entregas mensuales, ahorrándole al personal de carne y hueso más de dos millones de pasos recorridos y 3.100 horas de trabajo.”
Los algoritmos no son infalibles, pero un mundo nuevo está llegando con sus dichas y desdichas. No tienen la ética ni la calidez humana, ni el abrazo ni la lágrima que acompañan al ser humano. Hay sueños de inmoralidad, pero como en el Inmortal de Borges, hay cansancio.