Permanentemente la sociedad reclama de los políticos y funcionarios el mejor comportamiento, el más comprometido, el más...
¿La “paloterapia” cómo salida?
Con respeto nos preguntamos: ¿ quiénes conforman el electorado del pastor (así se presenta y así ha hecho vida pública), Jaime Beltrán? ¿Son juventud, son personas de su iglesia, son estudiantes, son señoras temerosas de Dios y del futuro catastrófico de la ciudad, son sectores populares que el miedo los tiene a la defensiva? ¿Es un candidato del patriarcado? ¿Es la nueva visión autoritaria que se perfila como dicen los discursos de los politólogos de América Latina, de los jóvenes de grandes centros populares urbanos en este caso, de Bucaramanga?
¿Hace de jefe espiritual porque las parroquias y la Iglesia no han sabido interpretar, lógicamente como es su obligación, a la ciudadanía? Eso no lo muestran las encuestas que lo ponen a ganar, pero si muestran una tendencia de la ciudadanía para salir de este embrollo donde nos ha llevado este alcalde que ya está de salida. La gente lo ve como autoritario y como imitador de Bukele. ¿Es suficiente la policía para “salvar a Bucaramanga”? Está operando con el enojo de la sociedad y ahí está su éxito (no sabemos cuánto le dure), pero ahí va.
¿Cuáles son los votantes de Jaime Beltrán? ¿Son jóvenes y mayoritariamente hombres o mujeres? ¿”Qué tipo de educación tienen? Preguntas que se hace la sociedad preocupada para saber a quién le vamos entregar la alcaldía otros cuatro años y no a un alcalde como el que elegimos, que no conocía la ciudad y que venía a sus asuntos. Que patrocina como “cultura” el licor y la parranda, como cualquier emperador romano, “pan y circo”; como anoche, donde en cada cuadra había una cantina. El candidato Jaime Beltrán, tiene programa desde 2020 cuando quiso ser alcalde: “¡En Bucaramanga, Podemos!”, era más conciliador. Ahora promueve la ciudad “candado” y la “paloterapia” y eso, aunque no crea sociedad, da alas a la violencia patriarcal y a su intención de expandir el miedo. Ahí está su “cojera”. De un programa conciliador y ambicioso del 2020, a un programa un poco destinado al odio, a lo “pasional” y a lo autoritario. Discurso, quizás o acaso, de la supremacía y el individualismo y esa es la pregunta: ¿mueve los sentimientos masculinos en una sociedad donde la mujer está consolidada como protagonista en la constitución de sociedad? ¿Qué gane el más fuerte?
¿Qué hay detrás del candidato Jaime Beltrán? Necesitamos saberlo, por favor.