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opinion/columnistas/donaldo ortiz-latorre
Lunes 07 de enero de 2019 - 12:00 PM

Las nuevas tendencias políticas

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Si usted es pacifista, vegetariano, contestatario, antisistema, de vanguardia, le gusta la comida orgánica, un buen café, la cerveza artesanal, las barbas largas, aparente tolerancia a las minorías sexuales, es antiglobalización y rechaza la inmigración no blanca, usted está en la línea de la nueva derecha en Europa, que llaman “la derecha cool”, según Sergio Kiernan. Todo lo han calcado de los movimientos contestatarios. La derecha se está refundando y quiere rechazar la etiqueta fascista. El movimiento, según el escritor, “no provee una plataforma para ningún de grupo o contenidos nacionalsocialistas o fascistas”. Rechazan el expansionismo, no quieren un Duce o un Führer, ni una mención a los judíos. “Los mensajes son alegres, positivos y con claro reclamo de crear nuevos estilos de vida, comunitario y egalitario”. Tienen presencia en Alemania, Italia, Austria, Reino Unido e Irlanda, llegan a EE.UU, Canadá, Australia y hasta Argentina. Logran transmitir que es un movimiento no violento y que es ajeno a los partidos políticos. A diferencia de otros grupos no hablan de odios, sino que presentan una utopía y un llamado a construir y no destruir. Hablan del amor a la tierra y defienden la “población nativa” de Europa, que ven amenazada por las políticas de fronteras abiertas y la globalización. O el mundo ha ido cambiando, o esta juventud entró en la época del perdón. “Haga el amor y defienda a Europa” o sea reprodúzcase.

Pregonan la construcción de un futuro pacífico. Claro que no escapan a buscar enemigos externos que en este caso es el Islam, y dicen no ser xenófobos a pesar de hablar contra las políticas de asilo. La idea es cambiar “el discurso político” y que sea normal “ser patriota”. Todo esto es volver a las raíces, una vuelta a Mussolini que adoraba la tecnología y se codeaba de pintores cubistas, “tenía amantes judías y se decía más socialista que los socialistas”. Ellos detestan al FMI, odian las etiquetas y se definen como libertarios. Son cool. Aman al Japón que solucionó el problema del envejecimiento sin abrir sus fronteras. Valoran su estilo de vida y el consumismo. Más de lo mismo, pero de “manera blanda”. Hace un siglo funcionó con campos de concentración.

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