lunes 19 de diciembre de 2022 - 12:00 AM

Navidad y poemas

La Navidad es de las más antiguas de las tradiciones: Hay quienes como Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, celebraban con poemas estas fechas y son también, una buena razón para escribir de él. Borges, es como los goles de Argentina a Francia (merecido triunfo del ético Messi), sorprende. Otro golazo. Su primer libro de 1923, el poemario titulado Fervor de Buenos Aires, incluye el hermoso poema “Final del año” que reflexiona “sobre el enigma del tiempo y expresa la esperanza de que a pesar de que somos gotas del “río de Heráclito”, algo vaya a perdurar en nosotros. ¿Qué significaba la Navidad para Borges?, le preguntaron a María Kodama. Ella cree que lo que le gustaba era el espíritu de la Navidad, sobre todo, “seguir una tradición”.

Borges, pasaba la Navidad casi siempre con su amigo Bioy Casares y Silvina Ocampo, su esposa. Todos los años hacían el mismo ritual, después de comer ambos se acercaban a la ventana donde veían los árboles, mientras miraban el cielo iluminado por los fuegos artificiales la noche de Buenos Aires. Borges recitaba (es lo bello de andar con poetas) unas líneas de Verlaine: “Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos/ hay un espejo que ya me ha visto por última vez/hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo”. Brindan con champagne y toman vinos ligeros y toman té (su abuela paterna era inglesa, Frances Haslam). Regala siempre libros y corbatas. De niño se sentía que no merecía los regalos que le daban: “Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida”. La Navidad es infancia, son niños jugando, niños sonriendo. No niños infelices, ni llorando, ni golpeados, niños y niñas deberían estar soñando y escuchando poemas y cuentos.

Escuchando las personas poemas como “Los dones” de Borges:

“Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche...”

* Nota: Hay que buscar los saberes nuestros, hay que leer el libro, “Santander, tierra de saberes”, de César Mauricio Olaya, vale la pena. Lo publica la UIS.

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