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Donaldo Ortiz Latorre
Lunes 15 de agosto de 2016 - 12:00 PM

Pequeña historia

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Crecí en el barrio La Esperanza de Bucaramanga, tengo 36 años y llevo detenido nueve. Fui condenado a 20 años por homicidio. No pregunto más, pero él se suelta a contar: “No conocí papá, aunque eso es muy común en el barrio, nos criamos solos. Yo tengo dos hermanas que andan en la calle hace rato, puteando y metiendo. Mi mamá, que a veces viene, nos puso padrastro que era un malparido que acosaba a mis hermanas y nos golpeaba. Trabaja en construcción, con mi mamá tuvo un hijo que ahora tiene unos 14 años y ya anda de matón. La gente se sorprende porque llevamos una vida así: golpes, escapadas de la escuela. Decidí no volver a la escuela porque me aburría y por estar robando. Quiero a mis hermanas, pero están muy llevadas. Mi mamá trabaja como casi todas las señoras de ese barrio, de empleada, todavía a los 55 años, lo hace porque no tiene ni pensión ni otra entrada diferente, trabaja desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde y llega a las seis a cocinar para ese malparido y así todos los días de su ingrata vida porque esa vida no tiene nada de gracia. ¿O sí, señor?”

Está en Palogordo pasando el tiempo que le falta, allí aprende carpintería que además lo distrae y le hace ganar tiempo de rebaja, además, ese oficio lo deja pensar. Es un oficio noble y agradecido, “Jesús fue carpintero”, dice. Pasa sus días entre paredes y añora a su novia que no volvió porque “se fue con otro, se aburrió de ver lo mismo siempre. Las mujeres necesitan cambios y yo aquí solo cambio interiormente o eso pienso”, repite.

“La gente habla del calor del hogar. Los curas echan discursos sobre el ‘Sagrado Hogar’, pero nunca lo vivimos nosotros y creo que nadie de muchas familias de los barrios pobres y ricos, también, puro discurso. Nuestras familias están destrozadas. Hipocresía total. A nuestros niños los crían las abuelas o andan solos en las calles aprendiendo a ser delincuentes. Con ‘rezos’ esto no se arregla. Ni la paz que se está gestando, arregla esto. Solo la educación, pienso. El resto son Maricadas”.

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