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Donaldo Ortiz Latorre
Domingo 10 de enero de 2021 - 12:00 PM

Profetas

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En 1933, el fundador de la Falange española, José Antonio Primo de Rivera, en Madrid, ya lo dijo: “Lo que fundamos es un movimiento, no un partido, o mejor un antipartido que no es de derecha ni de izquierda porque en el fondo la derecha es la aspiración a mantener una organización económica aunque sea injusta y la izquierda es en fondo el deseo de subvertir una organización económica aunque al subvertirla se arrastren muchas cosas buenas”. Eso mencionó, aunque luego su movimiento fuera cooptado por Franco.

En 1937, en plena Guerra Civil española, Ortega y Gasset, escribió también: “Ser de izquierda es como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral... Hay derechas que prometen revoluciones y las izquierda tiranías o al revés”.

Eso fue lo que trajo el delirante Trump, una tiranía. Sus seguidores todavía andan en la Guerra de Secesión, con la bandera confederada. Solo gritan, sin argumentos, actuando como matones. Es como si aquí anduviéramos con la bandera de la Gran Colombia y en guerra por recuperar Panamá.

Lo que hay que entender es que el centro no existe, hay matices, hay progresistas y socialdemócratas que se esmeran por mantener valores altruistas, mientras que de otro lado hay en Colombia unos partidos que no han permitido el cambio social que el país añora.

Entre tanto, el pueblo raso busca trabajo dignificante, educación, igualdad y respeto y eso no se lo han dado en años nuestros gobernantes. Ojalá tuviéramos esos líderes maravillosos como llamaron a los profetas de Israel que “formaron un conjunto de personalidades enhebradas por una conducta limpia y una prédica altruista”. Brotaban como por arte de magia en los momentos difíciles, como hoy lo hace otro judío visionario, Harari. Esos profetas con voz elocuente cuestionaban a los poderes de su tiempo, “fueran reyes, sacerdotes o familias de alcurnia”. Eran progresistas, denunciaban las injusticias, los abusos, la falta de clemencia y de pulcritud. Pero aquí no hay profetas, ni hay líderes que saquen adelante al país, ni pensadores visionarios. No necesitamos delirantes Trump ni mesiánicos señores. Buscamos profetas de la paz, la armonía y el respeto por la naturaleza.

Nota: Da pena, Bucaramanga cierra librerías. La gente solo lee libros de autoayuda, libros de supermercado.

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